Llanes, M. TORAÑO

En los bodegones que pinta Ramón Alzola hay telas de terciopelo de colores densos y cebollas, sardinas o naranjas que rozan el realismo. Los retratos que pinta reflejan las miradas de sus modelos y parte de su personalidad. Por el contrario, Rudolf Michael Smichd ofrece escenas más oníricas, paisajes suspendidos pintados sobre cristal y esculturas en vidrio evocadoras y delicadas. Alzola nació en Buelles (Peñamellera Baja), en 1951, y Smichd en la región alemana de Baviera, en 1963. El arte los ha unido y hasta el próximo fin de semana pueden verse sus obras en una exposición conjunta organizada en la Casa de Cultura de Llanes.

Smichd vive desde 1993 en España, pero hace apenas tres años que se trasladó a una casa cerca de la localidad de Abándames, donde disfruta de la tranquilidad y de los paisajes que le recuerdan a los bosques bávaros. Alzola y Smichd se pusieron en contacto por un asunto de materiales pictóricos y empezaron a conocerse. «Me gustó muchísimo lo que hace y como tenía preparada una exposición en Llanes le invité a que trajese algunas de sus obras él también», explica Alzola, quien reconoce que es muy interesante para los artistas poder hacer muestras conjuntas. «Me encantan las exposiciones colectivas porque así podemos acercar más tipos de arte al público», comenta. Alzola es un todoterreno que también hace esculturas, escribe -ha presentado recientemente un libro de sonetos- y organiza el Certamen internacional de poesía «Memorial Bruno Alzola García», que este año cumple su séptima edición. «Hay tiempo para todo», asegura el pintor, quien también imparte talleres creativos.

Smichd procede de una familia de artistas y realiza acuarelas, óleos o pinta con lápiz sobre papel, aunque su especialidad es la pintura en vídrio, que completa con las esculturas de cristal, una técnica que empezó a practicar hace unos siete años. «Viví en la sierra de Madrid hasta hace tres años y expuse en bastantes sitios, pero esta es mi primera muestra desde que estoy en Asturias y estoy muy contento», comenta el artista. «Es toda una oportunidad poder exponer junto a Ramón», reconoce y añade que le encantaría repetir la experiencia y dar a conocer sus obras en otros lugares de la comarca. Una de sus esculturas, titulada «El lago de los cisnes», está inspirada en los pasos de los bailarines en ese ballet clásico y acompaña en la sala de exposiciones llanisca tanto al viejo marroquí como al pescador saharaui salidos de los lápices de Alzola.