Lastres (Colunga),

Bárbara MORÁN

Las llastrinas Mariluz Montoto y Rosi Cubiella jamás se imaginaron que acabarían siendo extras de una exitosa serie televisiva, sin necesidad de mudarse de su Lastres natal. Hace un año, aquella posibilidad, que ni siquiera se habían planteado, se hizo realidad con la llegada de «Doctor Mateo» a Lastres. Claro que tampoco se imaginaron entonces que no podrían ver la televisión y, por tanto, que serían extras de una serie de gran fama pero que no tendrían la posibilidad de verse en la pequeña pantalla, ya que sus hogares, como la gran mayoría de las casas de Lastres, se han quedado sin señal tras el «apagón» analógico. Y es que en la villa marinera la televisión digital terrestre (TDT) sigue sin llegar.

Indignados, enfadados e incrédulos, los llastrinos llevan desde el pasado 16 de marzo soñando con un ritual más que corriente para la mayoría de los ciudadanos: sentarse en el sofá y disfrutar de su serie favorita, que en este caso es la que se rueda en sus propias calles y cuyos extras son ellos mismos y sus vecinos.

La tercera temporada de «Doctor Mateo» comenzó a emitirse hace un par de semanas, pero en Lastres la mayoría de los vecinos sigue la historia viendo en directo los rodajes o «mudándose» puntualmente en la noche del domingo a la casa de algún amigo o familiar que tenga el «privilegio» de recibir la señal televisiva.

Y así están desde hace dos largos meses. Ya han probado decenas de fórmulas. En el edificio de Montoto, por ejemplo, la comunidad invirtió más de 1.000 euros para reantenizar y poder captar la señal. Pero aún hay días en los que no se ven todos los canales, y en la mayoría de ocasiones la señal sigue siendo débil. «Te hace mucha ilusión participar en la serie y luego verte en la tele y que te vea tu familia y amigos; pero lo tenemos difícil, dados los problemas que sufrimos en el servicio», confesó Montoto.

En esta misma situación están decenas de llastrinos. Cubiella vive en la zona de El Manso. En su edificio se han gastado 1.300 euros para instalar una nueva antena y hasta una parabólica. Tras el gasto, «seguimos sin ver bien la tele, la señal es inestable y se va a la mínima; y eso cuando la vemos, claro», se lamentó Cubiella.

A la frustración de estas vecinas, que han tenido la oportunidad de ser actrices y no pueden verse en la tele, se suma la de decenas de vecinos que también participan como extras en la teleserie y que tampoco pueden disfrutar de su emisión, ni de cualquier otra programación televisiva. «En este siglo y en una zona urbana estar así nos parece lamentable, y muy injusto que nadie nos atienda, ni busque soluciones», denuncian las afectadas.

Esta semana, un vecino entregó en el registro de la Consejería de Administraciones Públicas 130 encuestas realizadas por el llastrín Víctor Hazas sobre los problemas que sufren los usuarios en la recepción de la señal. De las 130 personas encuestadas 113 han confirmado que no ven la tele desde que el sistema analógico se apagó para siempre y comenzó a emitirse la señal digital. Los vecinos siguen clamando por una solución a las autoridades regionales y locales. Para los afectados, la elaboración de un estudio de campo por ingenieros de telecomunicaciones podría dar la solución al problema.

La paradoja de ser actualmente el pueblo más televisivo de Asturias y estar sin televisión, trae de cabeza a los llastrinos, que, para colmo, ven con una mezcla de rabia e impotencia la antena de San Roque -situada en la zona de la iglesia-. Es el antiguo repetidor de Televisión Española, pero actualmente los vecinos desconocen a quién da cobertura y servicio. Exigen soluciones. Quieren verse en la televisión. Creen que no es pedir mucho, en pleno siglo XXI.