Llanes, Ramón DÍAZ

La vieja idea de transformar el entorno del monasterio de San Antolín de Bedón en un balneario ya no es viable. El protocolo hidráulico que han suscrito la Confederación hidrográfica del Cantábrico y el Ayuntamiento de Llanes deja al monasterio cisterciense de San Antolín y la finca en la que está enclavado dentro del corredor fluvial del río Bedón, lo que implica que será declarada suelo no urbanizable de especial protección de aguas. Ayuntamiento y Confederación han dejado también dentro de los corredores fluviales y del ámbito de protección específica del medio fluvial de los distintos ríos del concejo a decenas de viviendas y centenares de fincas, muchas de ellas hasta ahora calificadas como urbanizables en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Llanes. El protocolo hidráulico obliga al Ayuntamiento a incluir cientos de fincas, hasta ahora urbanizables, en la categoría de suelos de especial protección de aguas.

El monasterio de San Antolín ha quedado dentro del corredor fluvial del río Bedón al tenerse en cuenta las mayores inundaciones conocidas, que alcanzaron al monumento nacional. Del mismo modo, quedan dentro de los corredores fluviales todos los terrenos que se han inundado alguna vez por la crecida de los ríos. La Confederación y el Ayuntamiento han echado la vista atrás y han analizado las inundaciones de 1983, que provocó daños en localidades como Posada, Rales, Vibañu, Ricaliente y Meré; 1988 que provocó graves daños en Nueva, y 2003, con grandes crecidas en localidades como Poo, Cortines, Los Caleyos, Mestas, Debodes, Porrúa y Purón. Pero incluso se han tenido en cuenta inundaciones como la registrada en el concejo en 1938, que afectó a La Borbolla. En este último caso, ante la ausencia de observadores directos, la Confederación recurrió a encuestas entre los vecinos de mayor edad.

Todos los suelos que hayan resultado inundados en alguna ocasión con motivo de la crecida de algún río son declarados «corredor fluvial» o «ámbito de protección». Los corredores conforman las partes más activas de las llanuras aluviales, y se ubican por lo general en los sectores de las vegas más deprimidos y cercanos a los cauces.

La Confederación hizo una excepción en el protocolo con Rales: después de una primera propuesta que dejaba dentro del corredor fluvial del Bedón a casi la mitad del pueblo, lo redujo drásticamente y lo limitó a poco más que el cauce del río, a su paso por el pueblo.