Carreña (Cabrales),

María TORAÑO

A los clientes de ayer poco les importaba cómo les quedaría el flequillo o hacia dónde les peinarían la raya del pelo, de lo que se trataba era de desprenderse del manto de lana que los cubría para soportar mejor los calores del verano. Y es que en Carreña de Cabrales, ayer los peluqueros fueron quince parejas de esquiladores asturianos y cántabros que se afanaron en pelar a mano y con tijeras a treinta ovejas xaldas de la zona. El I Concurso de Tosquila Tradicional de Carreña -organizado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos dentro de las II Jornadas del Queso Cabrales y la Carne Ecológica- logró reunirlos a todos y a un numero público que se congregó en la Plaza del Ayuntamiento y que aguantó bajo el sol las tres horas que duró el certamen.

El jurado valoró tato el tiempo que invirtieron los participantes en la tarea de esquilar a las ovejas como la calidad y limpieza del corte. Además estuvieron muy atentos de que ningún animal sufriese daños, y fueron marcando cualquier corte que se producía en el transcurso del trabajo. Los esquiladores estaban avisados de que cualquier daño en el animal o un manejo inadecuado era razón suficiente para su descalificación. El joven David Setién, de 23 años, y Miguel Ángel Ortiz, de la zona cántabra de Val de Asón, lograron el primer premio en categoría masculina tras haber pelado las dos ovejas que les correspondían en 12 minutos y 8 segundos. En la categoría femenina las triunfadoras también fueron cántabras, María y Dolores López, de Tresviso, que hicieron un tiempo de 15 minutos y 55 segundos. Esta pareja de hermanas ya se alzó con otro trofeo en la competición de tosquila de Liébana y ayer en Carreña quedaron por delante de varias parejas masculinas, lo que indica que en el tema de esquilar ovejas tampoco hay muchas diferencias entre sexos. Conchi Herrero y Encarnación Bada, de Tielve, quedaron segundas y tras participar por primera vez en una competición de estas características aseguraron que repetirán en cuanto haya otro concurso. «Esto es un entrenamiento que ahora hay que empezar a pelar a las nuestras y tenemos unas sesenta», explicaron. Estas ganaderas confesaron que el mejor truco son unas «tijeras antiguas, de las que andan por casa de toda la vida».

Sobre las diferencias entre las ovejas los participantes coincidieron al señalar que las negras pelaban peor porque tenían el pelo más espeso y duro, pero aún así la mayoría se atrevió a pelear con ellas. Y ese verbo no es exagerado porque los esquiladores tuvieron que sujetar con fuerza a los animales, que se rebelaban continuamente. Algunos se fueron para casa con más de un corte en las manos y los brazos.