San Esteban de Cuñaba

(Peñamellera Baja),

Bárbara MORÁN

«Fue un día inolvidable para todos y un orgullo para esta aldea recibir la visita de su Alteza Real el Príncipe de Asturias. Es un recuerdo imborrable». Felicidad Ibáñez, de 79 años y natural de San Esteban de Cuñaba, aún se emocionaba ayer al echar la vista atrás nada menos que veinte años. A aquel soleado día de 1990 en el que esta pequeña aldea del concejo de Peñamellera Baja sacó sus mejores galas para ser honrada por el mismísimo heredero de la Corona. Fue la primera vez que se concedió el premio de «Pueblo ejemplar» que entrega la Fundación Príncipe de Asturias.

Aquel día marcó un antes y un después para San Esteban, que ayer decidió desempolvar sus recuerdos y remontarse a la histórica jornada junto al resto de pueblos de Asturias que tras él han sido distinguidos por su ejemplaridad.

El acto, bautizado como «Encuentro del XX Aniversario de pueblos ejemplares de Asturias», acercó a San Esteban a diversas autoridades. También a dirigentes de la Fundación Príncipe, encabezados por Teresa Sanjurjo, su directora. A las caras conocidas se unieron numerosos vecinos ejemplares que procedían de alguno de los veinte pueblos de Asturias que hasta la fecha han recibido esta distinción y que acudieron encantados a la invitación del pionero en la lista.

El alcalde pedáneo de San Esteban de Cuñaba, Manolo Corces, recordó lo que ha supuesto para la aldea el galardón.

«El premio fue el aliento para seguir adelante y trabajar en mantener viva nuestra aldea», destacó Corces.

Como una gran familia los «pueblos ejemplares» disfrutaron por primera vez de una jornada juntos. Un encuentro que sirvió para plantear iniciativas, como la creación de una red en la que estén todos los premiados conectados. También se planteó formar parte del jurado de los premios, algo que recogió la Fundación. Sanjurjo se comprometió a estudiarlas.