Bulnes / Espinaréu / Poo / El Peral, A. S. R. / M. T. / R. A.

La comarca oriental asturiana vivió ayer un día de fiesta mayor, con celebraciones en localidades como Bulnes (Cabrales), Espinaréu (Piloña), Poo (Llanes) y el Peral (Ribadedeva). Los vecinos de estos cuatro pueblos honraron a Nuestra Señora de las Nieves, la «Madonna» que, según la tradición cristiana, en el siglo IV, un 5 de agosto, hizo que nevara en el monte Esquilo de Roma. Ayer no nevó, tampoco en los Picos de Europa, aunque sí cayó alguna que otra gota furtiva de lluvia en Bulnes.

«¡Viva la Virgen de las Nieves!», gritaban orgullosas las decenas de personas, en su mayoría descendientes de bulneses, que se reunieron en la mañana de ayer bajo el tilo que domina en la explanada de la capilla de Bulnes para honrar a Nuestra Señora. El acto central, la misa campestre oficiada por el párroco Pedro Fernández González. Algunos subieron a Bulnes en funicular, otros a pie, por la empinada y sinuosa canal del Texu, único acceso a la localidad hasta que llegó el tren de cable, en 2001.

Fueron muchos los que dejaron el coche en la localidad de Arenas y subieron hasta Poncebos en autobús regular para olvidarse por un día del dichoso tráfico que estos días agita el parque nacional de los Picos de Europa. Todos querían llegar tranquilos y sin prisas para saludar a sus vecinos, reconocer dónde vivieron sus antepasados, poner a enfriar la sidra y preparar la comida, que luego tras la misa celebrarían todos juntos.

María Teresa Bada Sánchez, de 62 años, casada con un bulnés y emigrante a Bélgica hace 45 años, acude cada año por las Nieves con su marido y alguno de sus hijos. Primero lo hacía a pie, ahora en funicular. Es «como una promesa», dice. Y a medida que pasan lo años añora cada vez más a Bulnes.

Procedentes de Naves, Hontoria y Villahormes, en Llanes, medio centenar de caminantes subieron por quinto año consecutivo a Bulnes por la canal del Texu. Ellos a pie; la sidra y las viandas, en funicular, señaló Luis Gómez. Fue la de ayer una fiesta reivindicativa; sobre todo porque el párroco aprovechó para poner los puntos sobre las íes: lugares como la capilla de las Nieves o la casa más noble del pueblo, la rectoral, están en total abandono, denunció Pedro Fernández, quien añadió: «El arreglo de estos edificios debe de empezar este mismo año, no puede esperar más». A falta de ayudas externas, se construirán nuevos nichos en el cementerio con la idea de venderlos y recaudar fondos. Además se formará una comisión para solicitar ayudas allá donde sea necesario para construir un pórtico en la capilla de las Nieves, que sirva de referencia religiosa para el visitante. Pero la apuesta más decidida del párroco es la reconstrucción de la rectoral, donde se podrían instalar la Oficina de Turismo y el Museo de la Montaña.

En El Peral (Ribadedeva) también celebró la festividad de las Nieves y lo hizo con un pasacalles, misa, subasta del ramu, juegos infantiles reparto del bollu y verbena.

En Espinaréu (Piloña), el acto central fue la misa que oficiaron Manuel Alejandro Fuentevilla Noriega, párroco de Santa Eulalia de Coya, y Luis Marino Fernández Solís, párroco de San Pedro de Villamayor. En la procesión, los mozos llevaron a la Virgen, y las mozas, el ramu, que luego se subastó.

En Poo (Llanes), los vecinos de festejaron el día de la Virgen de las Nieves con su tradicional comida popular, después de la misa. El temor a la lluvia hizo que muy poca gente se quedase en el prau de la capilla y muchos instalaron sus mesas en la bolera cubierta.