Llanes, Ramón DÍAZ

«No hay explicación que valga», subrayó Ángeles Velayos al referirse a la muerte de su nieto ciclista, Víctor Jiménez, de 20 años, arrollado el pasado 24 de julio en Cantabria por un todoterreno que se dio a la fuga, en el que viajaban tres vecinos de Peñamellera Baja. La mujer aseguró que, como el resto de la familia, está «destrozada». En el pequeño pueblo en el que reside esta familia, Cardeñosa (Ávila) la indignación es el sentimiento más extendido. Sobre todo porque los ocupantes del vehículo que acabó con la vida del joven deportista abandonaron el lugar del suceso sin atender al ciclista. «Podría decir muchas cosas, pero sólo diré que allá cada cual con su conciencia», señaló un familiar del fallecido, aún muy afectado por lo ocurrido.

El padre del joven ciclista abulense, Teodoro Jiménez Velayos, no pudo ser localizado ayer por este periódico. Hace sólo unos días dejaba el cargo de concejal del PP en el Ayuntamiento de Cardeñosa. Otro edil del PP, en este caso de Peñamellera Baja, Victoriano Vidal Cordera, de 51 años y vecino de Cimiano, era uno de los ocupantes del todoterreno que atropelló a Víctor Jiménez. Dimitía el martes, veinticuatro horas después de que fuera requerido por la Guardia Civil para prestar declaración sobre el accidente de Carmona. Ayer no quiso realizar manifestaciones.

Los otros dos implicados en el accidente son el conductor, M. A. S. R. B., de 55 años, un conocido ganadero de Panes, y M. P. G, de 51 años, vecino de Merodio. Al conductor del todoterreno se le achaca un delito de omisión del deber de socorro, mientras que los dos acompañantes podrían ser acusados de un delito de encubrimiento, al no haber denunciado el atropello.

La Guardia Civil tiene prácticamente cerrada la investigación. El accidente ocurrió a las siete de la tarde del 24 de julio. Víctor Jiménez acababa de retirarse de una prueba ciclista en la que participaba, y regresaba en bicicleta hacia Cabuérniga, por el collado de Carmona. Fue arrollado por el todoterreno de M. A. S. R. B., que circulaba en dirección contraria, hacia Asturias. Otro ciclista que también acababa de retirarse de la prueba vio el cuerpo de su compañero tendido en la carretera. Llamó de inmediato con su móvil a los servicios de emergencia y, posteriormente, relató a la Guardia Civil lo que había visto: no pudo observar el atropello, pero sí a un todoterreno -de color verde, dijo- abandonar la zona. Los agentes iniciaron la investigación de inmediato.

La Guardia Civil chequeó durante una semana más de cuarenta todoterrenos de otros tantos vecinos del entorno de Carmona (principalmente del valle de Cabuérniga y municipios como Ruente y Cabezón de la Sal). No halló prueba alguna del atropello. Hasta que un vecino de la zona comentó a los agentes que muchos todoterrenos acuden durante esta época del año al puerto de Brañosera, en la montaña palentina, dado que es una zona de pastizales de verano a la que viajan con frecuencia los dueños de los animales, principalmente vacuno de carne, que allí pastan.

A Brañosera, paraje situado junto al parque natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, suben reses varios ganaderos cántabros y asturianos. La Guardia Civil amplió entonces el perímetro de su investigación en torno al vehículo implicado. Hasta que, durante el fin de semana pasado, localizaba en Panes el todoterreno de M. A. S. R. B., de color azul, pero similar al descrito por el ciclista que avisó del atropello. El lunes 2, la Guardia Civil detenía en su domicilio al ganadero de Panes, que reconocía en su declaración los hechos y admitía que su vehículo había pasado «por encima» del ciclista. Explicó que no se detuvo por «miedo» y «nervios».

Al día siguiente, la Guardia Civil localizaba a los dos ocupantes y les tomaba declaración. Según fuentes cercanas a la investigación, ambos aseguraron que intentaron convencer al conductor para que se detuviera a atender al ciclista. Al hacerles M. A. S. R. B. caso omiso, comenzó una discusión, que se zanjó cuando los dos ocupantes exigieron al conductor que detuviera el vehículo. Ambos se bajaron a unos kilómetros del lugar del accidente. Llamaron por el móvil a un familiar de uno de ellos y aguardaron su llegada para regresar a sus respectivos domicilios. Los tres implicados en el atropello solían viajar juntos -a veces con con otros ganaderos de la zona- a Brañosera, dado que allí tienen todos ellos ganado.