Arenas (Cabrales),

Bárbara MORÁN

«¿Quién ha podido hacer algo así? ¿Pasar por alto y no respetar lo que simboliza para este concejo que la Virgen de las Nieves presida la cumbre de nuestro picu Urriellu? Un grupo de vecinos con mucho esfuerzo allí la depositó en nombre de todos los cabraliegos y ese simbolismo e historia debe respetarse. Es triste que no haya sido así».

Es el lamento de la cabraliega Beatriz Campillo. Sus palabras le brotan del alma ya que desde niña, en su casa, el pico Urriellu o Naranjo de Bulnes siempre estuvo presente. Beatriz Campillo es bisnieta de uno de los dos hombres que por primera vez lograron trepar hasta la cumbre de la montaña. Su bisabuelo era Gregorio Pérez, conocido como «El Cainejo» y que hizo historia en el mundo del alpinismo cuando en agosto de 1904 logró junto a Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, conquistar la cumbre del Urriellu. Fueron los primeros de un reto al que años más tarde le plantaron cara no cientos, sino miles de escaladores de todo el mundo.

La desaparición hace casi dos meses de la estatua de piedra de la Virgen de las Nieves que presidía desde 1962 la cumbre del pico ha llenado a Beatriz Campillo y a todos los vecinos de Cabrales de «incomprensión y enfado», ya que el robo de su símbolo -es lo que se sospecha- «carece de cualquier justificación y si no aparece, debe reponerse. Se gastan dineros en otras cosas más superfluas. Nuestra Virgen debe estar en el lugar que le corresponde y no debemos consentir que nadie nos arrebate nuestras creencias, símbolos y tradiciones en torno a nuestro querido picu Urriellu».

El Naranjo de Bulnes es una de las montañas del mundo más difíciles de trepar y que desde tiempos ancestrales ha sido y es el símbolo del concejo de Cabrales y de los cabraliegos. Hace cincuenta y seis años que la Virgen presidía la cumbre del Urriellu. Allí llegó portada por un grupo de vecinos que emprendieron una ascensión para cumplir el deseo de su pueblo de que la Virgen de las Nieves, a la que los cabraliegos rinden gran devoción y respeto, presidiera la afamada cumbre. Este símbolo ahora no está y su destino es una incógnita.

Entre aquellos vecinos que cargaron durante la subida al Urriellu con los 50 kilos de peso de la estatua en piedra estaba Eliseo Mier Noriega. Su hermano, Manuel Antonio, aún recuerda el sistema de arneses con cuerdas que su hermano y el resto de vecinos idearon para poder turnarse el peso y portear a la espalda la Virgen hasta la cima del Urriellu.

«Mientras ellos ascendían aguardábamos impacientes y rezábamos para que lo lograran», rememoró ayer emocionado Manuel Antonio Mier Noriega. No evitó críticas a lo ocurrido ahora con la imagen.

«La realidad es injusta. No hay derecho y quien lo haya hecho no tiene vergüenza. En la cumbre del picu, allí debe estar nuestra Virgen y así lo deseamos todos los cabraliegos. No puedo comprender cómo se puede hacer algo así», manifestó indignado el hombre. Al igual que Beatriz Campillo, abogó por que si la estatua no aparece «se realice otra y se devuelva a su lugar. Nuestra cumbre debe estar presidida por nuestra Virgen».