Vega (Ribadesella),

Bárbara MORÁN

En el «Manual de restauración de dunas costeras» el Ministerio de Medio Ambiente aboga textualmente en su web por «trabajar por la revalorización social, cultural, funcional y ambiental de los espacios dunares como hábitats valiosos e insustituibles». Mucha teoría, pero poca práctica. Un ejemplo es el penoso estado de conservación y el abandono que sufren las espectaculares dunas de la playa de Vega, que albergan flora protegida. Su indiscutible valor ambiental de poco le está sirviendo a este arenal, situado en el pueblo riosellano que le da nombre, ya que sus dunas y casi toda su extensión -unos dos kilómetros de arena fina y dorada- están literalmente enterradas por toneladas de basura y numerosos signos de abandono.

La playa está irreconocible para sus fieles visitantes durante estos días y la estampa de abandono no deja impasible a nadie. Han sido muchas y muy constantes las protestas que el alcalde pedáneo del pueblo de Vega, José Prada González, ha recibido de sus vecinos y de los segundos residentes en este pueblo costero, situado a unos 5 kilómetros de la capital riosellana.

Los temporales y las lluvias de las últimas semanas han hecho mucho daño al paisaje salvaje y agreste que ofrece este rincón de la costa riosellana, uno de los más transitados por los turistas durante las épocas vacacionales. Los lugareños, representados por su alcalde, tildan de «lamentable» el estado de conservación de su valioso tesoro y su entorno y, principalmente, del paisaje ribereño del río Acebo, que desemboca en la playa de Vega.

«Costas y la Confederación Hidrográfica del Cantábrico son muy diligentes a la hora de penalizar cuando cualquiera toca su terreno, pero lamentablemente el deber y la obligación de estas administraciones a la hora de conservar la playa y el río es nula en Vega», denunció Prada, quien hizo hincapié en el «gran daño» que el abandono de la playa y de su entorno supone para el pueblo, cuyo principal motor económico es el sector turístico. «Si (los turistas) se van con esta lamentable imagen no volverán y en este pueblo hay muchos negocios que viven del sector terciario», denunció Prada, entre tanto señaló que en verano se han llegado a contabilizar hasta 2.000 vehículos en las zonas de aparcamiento. «Esta playa es uno de los principales recursos turísticos del concejo y tiene gran valor ecológico. Es inaceptable este abandono», denunció Prada.

Al mal estado de la playa de Vega, debido a la falta de limpieza, se une el del río, tras las riadas y los temporales acaecidos este invierno. Aún hay más: el deterioro del mobiliario que protege las dunas y el de todos los servicios de la playa. Un ejemplo: la carretera de acceso a Vega, la AS-263, fue reparada hace unos días por el Principado, aunque su estado ya es de nuevo penoso debido a las lluvias. Los vecinos aseguran que la obra del Principado fue «una chapuza». El aglomerado restante de los trabajos fue tirado en las cunetas de la vía, «una imagen tercermundista en todos los sentidos», denunció Prada.

La Demarcación de Costas de Asturias tiene entre sus fines primordiales, según la web del Ministerio, «el desarrollo y la ejecución de una política ambiental basada en la protección y la conservación de los sistemas litoral y marino, a través de actuaciones e inversiones para la sostenibilidad de la costa» y «la gestión sostenible y la regeneración del litoral, así como garantizar su protección y su conservación». La teoría suena perfecta, pero la práctica es bien distinta, según los vecinos.