Ribadesella,

Lucas BLANCO

Varias de las setenta personas que participaron ayer en la clausura del XVI Encuentro internacional de guías de sitios con arte rupestre, con su visita a las cuevas riosellanas de Tito Bustillo, La Cuevona y Les Pedroses para clausurar dicho congreso, manifestaron su deseo de que la inminente apertura del Museo de Tito Bustillo sirva para reducir el cupo de visitas a la emblemática cueva riosellana, situado actualmente en 360 personas al día, y de esa manera alargar el periodo de vida de las pinturas que alberga en su interior.

En este sentido, uno de los principales objetivos es evitar que la cueva tenga que ser cerrada al público, como le ha ocurrido a la cueva de Altamira, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, en la que no están permitidas las visitas desde el año 2002. Precisamente por ello, una de las guías de la cueva cántabra, María Luisa Cuevas, explicaba la importancia de reducir el número de visitas. «Cuanta menos gente entre en la cueva, durante más tiempo perdurarán sus extraordinarias pinturas», declaraba Cuevas, a la puerta de lo que será el futuro centro de arte rupestre Tito Bustillo.

A este respecto, Francisco Hernández, que fue guía de Altamira durante varios años, hacía un llamamiento para que las futuras generaciones puedan disfrutar del legado dejado por los pobladores de la tierra en tiempos tan remotos. «Lo ideal es ajustar la cantidad de visitantes todo lo que se pueda, dañando lo mínimo posible sus pinturas», afirmó el guía que, por otra parte, considera que es un buen momento para hacerlo. «Es el momento ideal, la apertura del museo debe ayudar a limitar aún más el cupo de acceso a la cueva», añadió.

Precisamente en relación a la apertura del museo, prevista para el próximo 15 de marzo, Adoración Narciandi, del centro de interpretación de San Emeterio de Ribadedeva, quiso mostrar su satisfacción ante los beneficios que este traerá para Tito Bustillo. «Servirá para quitar presión a la cueva y será un gran paso a modo informativo para los visitantes», explicó.

Por su parte, las guías de Coaña, Lucila Gutiérrez y Amparo Gayol, señalaban la oportunidad que el museo supondrá para salvaguardar los atractivos rupestres del yacimiento riosellano. La primera señalaba que «la simple respiración de las personas daña las pinturas» y por esa razón es vital rebajar el cupo de 360 personas diarias en las visitas. Por su parte, Amparo Gayol cree que «se deberán tomar las medidas que los expertos vean oportunas», al considerar que «la protección de patrimonio como el de Tito Bustillo es primordial, y está bien seguro que el museo ayudará muchísimo en este aspecto».