Ribadesella,

Lucas BLANCO

Con la primavera a la vista y un día soleado sobre Ribadesella, crece el número de paseantes del paseo marítimo en una playa de Santa Marina que todavía sigue poblada de los restos dejados por las riadas y el fuerte oleaje que provocó el temporal «Becky» allá por el mes de noviembre.

Aún se cuentan por cientos los troncos y ramas que se amontonan en las entradas a la playa riosellana y que dificultan el paseo a los primeros valientes que se deciden a tomar un baño o dar un paseo por los 1.150 metros de su arenal, mientras que el Ayuntamiento carece de competencias y de medios para realizar una limpieza que corresponde a Costas, organismo que se desentiende del problema.

Estos desencuentros, a los que se une la Confederación Hidrográfica del Cantábrico en la zona de la ría, obligaron a la administración local a limpiar la vega del Sella tras las riadas del pasado verano, pero todo apunta a que no ocurrirá lo mismo, de momento, con las playas, a causa del alto coste económico que supondría para las arcas municipales.

Por ello, los vecinos y visitantes piden de manera unánime una solución para que la principal playa de la localidad presente su mejor cara durante la próxima Semana Santa. Es el caso de Fernando Barro, quien asegura visitar el arenal día sí, día también. Entiende la dificultad de la limpieza, pero considera de vital importancia mantener la playa en buen estado. «Se trata de una playa preciosa, que necesita resolver el problema de la suciedad y la escasez de arena», señala Barro.

Más preocupados se muestran Tamara Allende y Eduardo Fabián, una pareja de Cangas de Onís asidua a las playas de la comarca. Ambos abogan por invertir más en la limpieza de las playas. «Tanto Santa Marina como Vega están hechas un desastre todavía y tenemos la Semana Santa encima», afirma Fabián, mientras que su pareja añade que «se está descuidando uno de los principales atractivos turísticos que tenemos tanto en Ribadesella como en toda Asturias».

Otra de las personas que no fallan a su cita con el arenal riosellano es Daniel García, un ovetense afincado en Cangas de Onís que de lunes a viernes se escapa para practicar surf y que extiende el problema de la suciedad a otras playas. «El de Santa Marina no es un caso aislado, muchas playas quedaron así tras las riadas y ahora esperan hasta el verano para limpiarlas», indica García, que también opina que «es entendible esta postura porque el mar es impredecible y mañana podría devolver más troncos».

Quizá las más descontentas con la situación que vive la playa fueron las vecinas María Elena Sánchez y Sara González, las cuales se mostraron muy críticas tanto por el conflicto entre administraciones como por la falta de arreglo de los daños materiales. «Costas se lava las manos y el Ayuntamiento, como siempre, dice no tener un duro. Los afectados somos nosotros», apunta González.

En cuanto a los daños materiales, María Elena Sánchez denuncia que tantos meses después no se hayan reparado los destrozos ocasionados en la costa. «Las barandillas y los muros siguen sin arreglarse y la imagen que esto da a los que vienen de fuera no es nada buena», destaca Sánchez, que todavía no comprende por qué no se ha realizado una reparación integral. «Amagaron con arreglar algo cuando un campeonato de piraguas, pero lo dejaron a medias», sentenció.