Corao (Cangas de Onís),

Bárbara MORÁN

«Reparar o volver a poner algo en el estado que tenía antes», así define el termino «restaurar» el Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Cuatro años después de la obra ejecutada por la Consejería de Cultura con el propósito de restaurar la iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia, en Corao (Cangas de Onís), una actuación que costó medio millón de euros a las arcas regionales, a los pies del templo puede constatarse que lo que allí se hizo, a pesar de la cuantiosa inversión, dista mucho del concepto de «restauración».

Cuatro goteras están provocando la entrada de humedad en el edificio histórico. Las filtraciones de agua se aprecian desde fuera como grandes manchas que están descascarillando el estucado de las paredes del templo. La agonía de Abamia es evidente y su aspecto, en vez de haberse recuperado, se asemeja más a la imagen deteriorada y al abandono que sufría la iglesia antes de ser objeto de la polémica restauración. Paco Pantín, José Luis Vega y Tadeo Pantín, secretario, presidente y vocal de la Asociación Cultural «Abamia», respectivamente, denunciaron ayer junto al templo situado en Corao los últimos daños que, tras los discutibles trabajos de Cultura, han descubierto en Abamia. Sus sospechas sobre la mala ejecución de la obra se van confirmando.

El pasado sábado se celebró un funeral en Abamia y los vecinos apreciaron que las manchas de humedad que se ven claramente en todas las fachadas del exterior han calado al interior.

«Esto ha confirmado nuestras sospechas y revela que tanto lo mal ejecutado fuera como lo que estaba bien hecho dentro corren el peligro de seguir la agonía y poner a Abamia en la situación de peligro de conservación previo a la obra», lamentó Paco Pantín, mientras con ironía se preguntaba: «¿Hay algo que se haya hecho bien en Abamia?». Relató, junto a sus compañeros, que una de las cuatro goteras, la localizada en el tejado, «ya estaba cuando lo construían. Hicieron un tejado nuevo con gotera incluida», lamentó. A la vista de la «desidia» de Cultura, cuyo argumento para justificar la actual falta de intervención en Abamia se fundamenta en el hecho de estar inmersa en un contencioso contra la empresa adjudicataria por la mala ejecución del trabajo, Pantín y sus compañeros instan a Cultura a auxiliar a este bien patrimonial «como es deber de esta área».

«Que como parte en el proceso judicial y dada la confirmación de humedades en el templo, que inste al juez a que adopte medidas cautelares para actuar en Abamia y evitar el daño al que está expuesta, así como el agravio para las arcas regionales, ya que lo invertido se está perdiendo», aseveró Pantín.