Corao (Cangas de Onís),

Bárbara MORÁN

La restauración de la iglesia de Abamia ha sentenciado a muerte (salvo urgente intervención) este monumento nacional, en vez de rescatarlo y sanearlo. Lo asegura todo un experto en la materia, el arquitecto Luis López Silgo, especialista en restauración monumental: «La obra ejecutada, tanto en la cubierta como en los muros de la iglesia de Abamia, constituye una sentencia de muerte para el muro y, como consecuencia, significa la ruina de la construcción a medio plazo. Todo ha sido mal ejecutado a nivel técnico», añadió. Es una de las conclusiones a las que López Silgo llegó tras visitar, por invitación de la Asociación Cultural «Abamia», el templo románico situado en Corao, en Cangas de Onís. El arquitecto pronunció el pasado fin de semana una conferencia sobre la obra ejecutada en Abamia, en la que detalló los defectos que ha observado.

El primer gesto que tuvo López Silgo al llegar al entorno de Abamia fue arrancar con la mano unas raíces de yedra que asfixiaban parte del muro original de piedra situado en la fachada oeste del monumento. Asombrado por la «chapuza», Silgo aseguró que la situación agonizante de Abamia es fruto de «fallos técnicos, administrativos» y del «hambre de ego» del arquitecto restaurador. Los seis controles que por ley debe pasar una obra no se realizaron en Abamia. «De haberse hecho estos controles legales, nunca se habría dado de paso o aceptado tal obra, ya que su ejecución técnica es errónea, todo está mal hecho y de ahí el estado enfermo del templo». Esa «mala ejecución» ha sentenciado a muerte al templo, según el arquitecto, que ha escrito varios libros e impulsado un curso de posgrado sobre «Restauración básica». Asegura que en el campo de la rehabilitación, en los últimos años, la fiebre de los arquitectos que buscan fama y peso social aboca, «como ha ocurrido en Abamia», a que se cometa el error de anteponer «sus intereses de fama, al más puro estilo del programa televisivo "Sálvame", a lo único que debe primar en una restauración, el edificio», afirmó.

El reconocido arquitecto observó detenidamente toda la ejecución realizada en el proyecto para rehabilitar la iglesia románica de Abamia. Una obra realizada por encargo de la Consejería de Cultura hace cuatro de años. El proyecto costó a los asturianos medio millón de euros. Una cuantiosa cifra que, según López Silgo, «no casa» con la obra que allí se realizó. Según comprobó in situ este arquitecto, los materiales utilizados no fueron los más nobles, ni los de mejor calidad, e incluso, en la restauración del monumento nacional de Abamia se «rateó», defendió. «El tejado está mal ejecutado, lo que provoca que no pueda cumplir su función. En días de lluvia intensa el agua entra porque las tejas no están bien solapadas, apenas se solapan, para ahorrar teja, otra explicación no hay, y el resultado es una techumbre que es imposible que pueda cumplir su función protectora», indicó Silgo, que explicó que la obra hecha se limita a un nuevo tejado y estucado de las paredes. «Con medio millón de euros se podían haber permitido rehabilitar este monumento con materiales de primera, que son los que deberían haberse utilizado».

La humedad, que es a su juicio la peor enemiga de un edificio, está carcomiendo y desconchando todo el estuco de las fachadas y provocando que la piedra original del templo se esté «asfixiando». A esta situación se suman otros despropósitos técnicos, como «el canal del pesebrero, que está obstruido porque está mal construido».

«El material usado, además, es chapa galvanizada, propia de chabolas, cuando debería ser plomo. Las soldaduras, incluso, no están bien hechas y ya están separadas las placas de chapa», denunció Silgo, quien abogó por una intervención urgente en Abamia para evitar la «muerte» del monumento.