Colombres (Ribadedeva), Rebeca AJA

Mucho se ha escrito con respecto a la labor filantrópica de los indianos ribadevenses enriquecidos en América que sustentaron el desarrollo demográfico, social, económico y urbano de su tierra natal. Es conocida la transformación de la imagen de la villa de Colombres entre el ocaso del siglo XIX y los albores del siglo XX, pero tal vez no lo sea tanto la «mano» de un personaje local a quien la colonia indiana confió una trascendental porción del histórico cambio de Colombres: la arquitectónica.

«Todo ese cambio estético no habría sido posible sin la contribución de una de las figuras más importantes del Colombres de cambio de siglo, Manuel Posada Noriega, constructor local y primo del Conde de Ribadedeva», asegura Virginia Casielles, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y autora de la investigación «Los maestros de obras en el oriente de Asturias, siglos XIX y XX. La saga de los Posada Noriega», que le ha valido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Historia del Arte.

Si bien es cierto que el parentesco de Posada Noriega (Vilde, 1858 - Colombres, 1925) con el conde de Ribadedeva, Manuel Ibáñez Posada (Colombres, 1838-Madrid, 1891) le granjeó muchos encargos, no lo es menos que fue su brillante capacidad constructiva la que propició su reconocimiento e incluso la asunción un cargo público, inusual en la época para un maestro de obras: a los 30 años, la corporación de Ribadedeva le nombró perito facultativo.

Casielles otorga a Manuel Posada Noriega un papel fundamental en la metamorfosis urbana de Colombres y destaca su reputación dentro y fuera de Colombres, tanto en la arquitectura privada como en la civil. «Su trabajo fue más allá, levantando imponentes villas en el resto de pueblos de Ribadedeva, en las dos Peñamelleras y en la villa cántabra de Potes. La labor arquitectónica la compaginó con el levantamiento de carreteras y de puentes de suma importancia para las comunicaciones», constata la historiadora ovetense, con vínculos familiares en Ribadedeva.

Posada Noriega fue uno de los últimos maestros de obras del Oriente y materializó muchas de las carreteras que enlazaron el este de Asturias con el oeste cántabro. También participó en la construcción del puente de Llanes y en la moderna red de suministro de agua de Colombres.

Ribadedeva es un claro exponente de la intensidad de la emigración a América, que mantuvo vivo un poderoso vínculo con su tierra, del cual derivó una gran labor filantrópica.

Los hermanos Ibáñez Posada, Íñigo Noriega Mendoza, Antonio Basagoiti, Ulpiano Cuervo y los Sánchez Escalante son algunos de los benefactores del cambio de imagen de Colombres y parte de la clientela de Posada Noriega, quien desarrolló buena parte de su actividad profesional en la capital de Ribadedeva, a donde se trasladó a vivir tras contraer matrimonio con Vicenta Noriega Laso y donde levantó su propia casa, Villa Vicenta (actualmente sede del albergue El Cantu), en los años veinte del siglo pasado.

Manuel Posada Noriega comenzó su andadura de la mano de los Sánchez Escalante, para quienes rehabilitó la casa familiar conocida como Mansión del Abuelo, en 1890, un encargo que le valió todos los sucesivos de esta familia indiana, promotora de la construcción de cinco de las viviendas más sobresalientes de la arquitectura indiana de Colombres: la casa de Víctor Sánchez Escalante, en el barrio de El Redondo; la construcción de Villa Teresa o Casa Roja (conocida por su protagonismo en la serie de televisión «La Señora»), por encargo de Eduardo Sánchez Escalente; la Casa del Redondo o Casa de Piedra (actual sede de la Casa de Cultura), por encargo de Ana Sánchez Escalante, donde Posada trabaja con su cuadrilla de doscientos canteros de la comarca cántabra de Trasmiera; El Hórreo o casa de Las Palmeras, encomendado por Perfecta Sánchez Escalante, y la propiedad de Francisco Sánchez, Villa Ignacia o Casa de Los Leones.

Para su primo, el Conde de Ribadedeva, levantó la villa de Las Raucas (también conocida como Las Rabucas), una imponente mansión de estilo francés donde trabajó con otro maestro de obras, de origen galo, Brudard. A su mano se deben, también, la casa Rectoral y la de Antonio Basagoiti (cuñado del Conde y fundador del Banco Hispanoamericano), ambas en el barrio del Redondo. Para los Caso Rodríguez levantó la Quinta Buenavista, en 1899, y Villa Manola, cuya estética es la más pura del estilo Posada Noriega.

Su casa particular, Villa Vicenta, le proporcionó muchos de los encargos que recibió a posteriori; en ella concurren todas y cada una de las características que encumbraron a la arquitectura modernista propia del estilo indiano. Manuel Posada Noriega participó en la construcción de la Quinta Guadalupe (sede del Archivo de Indianos), junto al arquitecto Ramón Lavín y Casalis, y en la de la casa consistorial y la plaza pública, con Casimiro Pérez de la Riva.

A Manuel Posada Noriega hay que atribuir, también, una edificación que merece especial mención, el cementerio municipal de Colombres, en El Peral, datado en el año 1885 e incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias (IPAA). Esta obra, sufragada por Manuel Ibánez, conde de Ribadedeva, fue erigida como un auténtico panteón. Según las crónicas, el emplazamiento del cementerio fue improvisado cuando se declaró la epidemia de cólera de 1885 y su apertura clausuró el viejo de Colombres.