Arobes (Parres),

B. MORÁN

En un rincón del concejo de Parres está «El Paraíso del Burro». Es una finca de siete hectáreas situada en el pueblo de Arobes y en la que estos nobles animales tienen la oportunidad de disfrutar del último tramo de su vida, cuando ya son veteranos.

La holandesa Marleen Verhoef fundó hace cinco años este asilo para burros con el noble propósito de dar cobijo, cariño, atención médica y libertad a aquellos burros que tristemente ya nadie quiere por viejos.

Ayer, en «El Paraíso del Burro» se celebró una jornada de puertas abiertas, y niños y mayores aprendieron muchas cosas acerca de estos animales. Lo hicieron a través del «Burroquizz», un divertido juego en el que los participantes recorrieron la finca para superar y resolver 20 pruebas y preguntas. «¿Se puede dejar a dormir fuera si llueve mucho a un burro?» o «¿Qué herramienta no debe utilizarse nunca para reparar sus cascos?» fueron algunas de las cuestiones. «Los burros no tienen grasa en el lomo, y si llueve mucho les cala a los huesos y produce graves hongos», explica Marleen Verhoef. Para limar los cascos se necesita una lima. Muchos de los burros de Verhoef sufren deformaciones en sus patas porque sus dueños destrozaron sus cascos con un hacha.

«Lola», «Nobert», «Rayo», «Marco», «Ana», «Pablo», «Joep» y «Leo» son algunos de los burros de Arobes. Todos tienen detrás una triste historia (abandono, malos tratos) de la que ahora pasan página, felices en su «Paraíso». Todos sufren dolencias por haber sido mal atendidos. Para evitar que la ignorancia sobre estos animales siga matándolos, la asociación protectora desarrolla un programa educativo con el fin de conservar la especie, al menos, en España. Cabe señalar que en otros países de Europa como Inglaterra y Holanda, los burros son animales de compañía.

Todo el que quiera colaborar con este asilo puede apadrinar a algún burro a través de la página web www.paraisodelburro.com. También es posible unirse como voluntario o acercarse para descubrir todos los secretos de este tierno animal. Ni muerden, ni son tontos, ni dan coces, si no es en defensa propia.