Ribadesella,

Bárbara MORÁN

Una parcela urbanizable en suelo urbano. A efectos legales, ésta es la catalogación oficial de la parcela de la antigua fábrica de pan Toraño, conocida popularmente como finca de El Concilio, situada junto a la ría de Ribadesella, en las inmediaciones del puerto deportivo, en la zona de El Picu. Esa catalogación permite el derribo del edificio existente en la finca, de más de un siglo de antigüedad, así como la construcción de 22 apartamentos. El proyecto, cuestionado por un grupo de vecinos y segundos residentes, cuenta con las bendiciones del Ayuntamiento y de la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA) y ha superado todos los requisitos legales y administrativos que exige la normativa vigente. Todo es legal y, por lo tanto, el proyecto puede ser ejecutado sin problemas. Cualquier otro camino conduciría, previsiblemente, al abono de indemnizaciones a la propiedad, que cuenta con todos los permisos.

La realidad urbanística choca con la iniciativa ciudadana, que aboga por mantener el edificio y darle uso público por su emblemática ubicación y su valor histórico y cultural. El Ayuntamiento de Ribadesella y el propietario del bien detallaron ayer a este diario que todos los trámites seguidos en relación con la actuación urbanística de El Concilio fueron «transparentes» y «completamente ordinarios», ya que el edificio no goza de ningún tipo de catalogación o protección patrimonial por parte de la Consejería de Cultura, órgano competente en esta materia. Más aun: nadie había solicitado hasta ahora ninguna protección para el inmueble, abandonado desde hace decenios.

El suelo que ocupa la finca de El Concilio se cambió de uso comercial a residencial el año pasado, tras solicitarlo el propietario. Aquella petición contó con el visto bueno de la CUOTA. «Hubo el pertinente plazo de exposición pública tras su publicación en el BOPA ("Boletín Oficial del Principado de Asturias") para la presentación de alegaciones. No se presentó ninguna», añadió el concejal de Urbanismo y vicealcalde, Francisco Vázquez. «Este convenio, además, fue aprobado por unanimidad (con los votos del PSOE, el PP e IU) en el año 2000, en un Pleno municipal», añadió el titular de Urbanismo, quien añadió que «todo el mundo tiene derecho a dar su opinión y a reunir firmas, pero en este caso se trata de una parcela urbanizable y el edificio es propiedad privada y no está catalogado». Vázquez relató el procedimiento urbanístico seguido para dejar constancia a la opinión pública de la «normalidad» de todo el proceso para la materialización de la citada promoción urbanística en la parcela de El Concilio, donde, además de una fábrica de pan, hubo un bar restaurante que ofreció allí sus servicios hasta hace unos 17 años.

En la revisión de las normas subsidiarias de 1997 la finca aparecía como zona de ampliación del puerto deportivo. En el año 2002 se firmó un convenio municipal entre el Ayuntamiento, una empresa promotora y el propietario de la finca para cambiar el uso o catalogación del suelo, por entonces integrado en la zona portuaria. Con aquel acuerdo, el uso del suelo pasó a ser de uso comercial. La resolución está publicada en el BOPA del 5 de junio de 2004.

En la última revisión de las normas, el año pasado, se aprobó el cambio de uso del suelo de comercial a residencial. La CUOTA dio «luz verde» al proceso. El edificio de El Concilio ha pasado el filtro de varios planeamientos urbanísticos locales y nunca, por parte de ningún gobierno municipal, ni de izquierdas ni de derechas, fue catalogado. Tampoco fue incluido nunca en el inventario de bienes patrimoniales, ni locales, ni regionales. Además, al haber estado esta finca durante unos treinta años incluida en la zona de suelo portuario pudo ser incluso expropiada, por tratarse esa zona de un bien patrimonial. El cambio de uso del suelo a residencial se publicó en el BOPA y tampoco recibió ninguna alegación, por lo que el convenio urbanístico sigue su curso legalmente y el propietario tiene todas las cartas en su mano para ejecutar el proyecto.