Doctor en Historia y cronista oficial de Piloña. Autor del libro «Monasterios medievales de Asturias»

Infiesto (Piloña),

Lucas BLANCO

Andrés Martínez Vega es doctor en Historia Medieval y cronista oficial de Piloña. Natural de Ques, aunque vivió buena parte de su vida en Gijón, actualmente reside en Infiesto, ejerciendo como profesor en el instituto de la villa y compartiendo esta actividad con sus funciones de académico del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). La pasada semana presentó en Oviedo su última obra, la guía de Cajastur de «Monasterios medievales de Asturias», en la cual hace una descripción completa de todos los edificios monásticos de la Edad Media en la región.

-¿Cómo define la publicación que acaba de presentar?

-Pues como una pieza clave o de referencia dentro de la bibliografía asturiana, porque abarca el conjunto de todos los monasterios, algo inexistente hasta la fecha. Es cierto que había tratados monográficos como mi tesis doctoral de Santa María de la Vega de Oviedo y algún que otro trabajo que incidía directamente en algún aspecto concreto de los monasterios.

-¿Qué la diferencia del resto de guías existentes?

-No es una guía al uso. Se combina el carácter divulgativo con el científico. La globalidad y la profundización es lo que hacen única la obra.

-Como estudioso monástico, ¿se siente aliviado de poder dejar la obra como legado?

-Tengo más de cien trabajos monásticos, pero, no sé si por la euforia del éxito inicial, estoy muy satisfecho por colaborar con la historia asturiana y hoy puedo decir que se trata de mi obra cumbre.

-¿Considera que este trabajo llega tarde?

-Evidentemente, podría haber llegado mucho antes, pero no es ni pronto ni tarde, es el momento oportuno atendiendo a la situación actual de los monasterios y gracias al apoyo de Cajastur servirá para ayudar a quienes mantienen el patrimonio y para recuperar los monasterios en trance de desaparecer.

-¿Qué importancia tuvieron los monasterios en Asturias?

-Total. Los monjes han sido cauces para que una región muy aislada en la Alta Edad Media tuviera contactos exteriores que trajeron conocimiento, técnicas, avances... al igual que movimientos europeos internacionales como el románico.

-¿Cuándo cesó esa influencia monástica?

-La Desamortización fue el arma mortal de las comunidades religiosas por el ansia por apoderarse de sus bienes y con unas ideas un tanto anticlericales que, si hacemos balance a día de hoy, tuvo consecuencias muy negativas.

-¿Qué relevancia tuvieron los monasterios de la comarca oriental de Asturias?

-Tuvieron su época floreciente, aunque no fueron tan importantes como otros existentes en la zona centro u occidental.

-Aun así, dedica buena parte de la guía al Oriente

-Así es, pues tienen gran importancia. El ábside de lo que fue Santa María de Villamayor es una gran muestra de románico internacional, mientras que San Martín de Soto, en Parres, se lo llevó lamentablemente la nacional 634. San Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís, es ejemplo de conservación y San Salvador de Celorio se encuentra en buen estado.

-La lista se completa con el monasterio de San Antolín de Bedón, en Naves de Llanes.

-Soy consciente de ello, pero merece mención aparte, pues es la joya arquitectónica del oriente de Asturias y es el caso de la comarca que más urge solucionar por su deterioro.

-¿Qué opinión le merece la recogida de firmas de Amigos de San Antolín de Bedón para su restauración?

-Los apoyo, es un grupo crítico, con conciencia social e interés cultural. Varios sitios deberían seguir el ejemplo. Son una esperanza y reclaman algo tan sensato como poner el edificio a salvo de la destrucción. Es una pena que esta plataforma no existiese antes.

-¿Es rentable invertir en patrimonio?

-Mantener nuestra memoria es algo a lo que no debemos renunciar y, por tanto, es rentable. Otra cosa es como se hace esa inversión. A veces se invierte mucho sin planificación y con escasa eficacia. Esto tiene que cambiar, vale más hacer una obra determinada bien hecha que no trabajar en cuarenta sitios y dejarlos todos a medias.

-¿Están desaprovechados turísticamente los antiguos monasterios asturianos?

-Es evidente. En Bedón está muy claro el movimiento existente. Esto es un patrimonio de Asturias, pero también del mundo entero y todo el mundo quiere disfrutarlo. No hay derecho a que una región como la nuestra esté en esta situación.

-¿Ocurre lo mismo en otras comunidades autónomas?

-Hasta donde yo sé, no. Voy mucho a Castilla y León, donde, en el caso de los monasterios, aquellos que no son recuperables o que la situación económica no permite afrontar la rehabilitación, se consolidan como ruina.

-¿Es partidario de restaurar o dejar las ruinas?

-Todo depende de la situación económica. Si hay dinero y plan futuro para una restauración, soy partidario de restaurar. En San Antolín de Bedón, al estar desacralizada la iglesia, resulta complicado el mantenimiento, pero habría que prevenir riesgos y hacer un saneamiento para conservarlo en buenas condiciones. No sirve de nada soltar millones sin control.

-¿Sugiere que el dinero es secundario para la conservación?

-No exactamente, ya que el dinero actualmente es vital para todo, si bien creo que las ideas y la voluntad pueden llegar a suplirlo. No hay más que ver el ejemplo de la iglesia de San Juan de Berbío, de Piloña, en ruinas desde la Guerra y que fue restaurada por la iniciativa de los ciudadanos hace unos años. El dinero no lo es todo.

-¿Qué espera del nuevo consejero de Cultura?

-Hemos tenido mucha suerte. Emilio Marcos Vallaure tiene una sensibilidad especial para el patrimonio y como asturianista y amante del patrimonio asturiano.