Colunga, A.HEVIA

Nunca una cagada de burro, con perdón de la palabra, despertó tanta expectación. Centenares de colungueses se reunieron ayer tarde en el prau de la Caleyona, propiedad de Alberto González Vega, para ver en acción a «Ringo», el inocente animal que iba a encargarse de decidir el premio de 500 euros de la comisión de fiestas de San Hilarión. El procedimiento resultaba de lo más original: se trataba de ver en qué lugar hacía sus necesidades. El prau se acordonó convenientemente y, a las seis en punto de la tarde, el propio Chano Sierra llevó el burro desde su casa hasta el centro del recinto, de 80 por 40 metros, atiborrado de personas.

Ni siquiera el partido de fútbol que disputaba simultáneamente el Colunga en el campo del Santianes congregó a tanta gente. Unos habían ido por simple curiosidad y otros con la esperanza de ser los ganadores del premio. Fueron en total 3.200 metros cuadrados, divididos en parcelas de dos por dos, a las que se les asignó aleatoriamente un número. Luego, ante la atenta mirada de cientos de personas, «Ringo» se puso a pastar.

Fueron dos horas de tensa espera en las que todos los presentes esperaban que se produjera el gran «acontecimiento». En el momento en el que el burro defecase, entraría en acción el topógrafo Javier Egüen para determinar, mediante las coordenadas de longitud y latitud, la parcela ganadora del premio. Sin embargo, pasaron los minutos y «Ringo» no hizo nada. Hacia las ocho de la tarde se decidió aplazar el singular sorteo.

Ahora habrá que esperar hasta el 3 de septiembre. Ese día se soltará a «Ringo» a las 11 de la mañana y se le dejará todo el día en el prau. Sin trampa ni cartón, todo se decidirá cuando el burro haga su primera deposición. El número premiado se comunicará al instante y se publicará en la web www.buscolu.com de Colunga.

La suerte está echada. Como suelen decir los actores cuando salen a escena -y en este caso, nunca mejor dicho-: «¡Mucha mierda!».