Llanes, Ramón DÍAZ

La expropiación del monasterio de San Antolín de Bedón y su entorno tendrá que esperar. El Ministerio de Medio Ambiente se ha escudado en la crisis económica que atraviesa España para aparcar un proyecto que anunció a bombo y platillo hace ya cinco años y del que nada se ha vuelto a saber desde entonces. Cualquier actuación en la zona deberá ser evaluada «a la luz de la situación económica actual», señala el Ministerio al grupo de vecinos de Naves que han iniciado una campaña en defensa del monasterio llanisco, construido en el siglo XII, cuya iglesia fue declarada monumento nacional en 1931 y está reconocida como bien de interés cultural (BIC) por la Consejería de Cultura desde hace tres décadas, pero que presenta un estado de total abandono, con pintadas, humedades y excrementos de animales tanto en el interior como en el exterior del templo.

La cabeza visible del movimiento vecinal en defensa del monasterio y su entorno, María de la Vega, remitió en julio a la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar un escrito en el que preguntaba por la situación del proyecto para comprar o expropiar 30.000 metros cuadrados de terreno en San Antolín de Bedón. Aquel proyecto, pactado por el Ministerio y el Principado, había sido avanzado por LA NUEVA ESPAÑA el 16 de septiembre de 2006, y anunciado oficialmente unos meses más tarde por el director general de Costas, José Fernández Pérez.

La respuesta de la unidad de atención al ciudadano del Ministerio de Medio Ambiente admite que el «programa de adquisición de fincas» de ese departamento «se ha articulado a través de diferentes proyectos de incorporación de terrenos de elevado valor ecológico o sometidos a presión urbanística, colindantes con el dominio público marítimo terrestre, de forma que queden garantizadas la conservación y la protección del mismo, procediéndose, en su caso, a la demolición de las obras existentes».

A continuación llega el «pero» del Ministerio: «no obstante, las propuestas existentes y las que se propongan habrán de ser evaluadas a la luz de la situación económica actual, por lo que su desarrollo futuro dependerá de las disponibilidades presupuestarias y económicas impuestas por aquélla».

La respuesta de Medio Ambiente choca frontalmente con las aseveraciones lanzadas hace cuatro años, cuando los responsables del departamento daban por hecho que se comprarían o se expropiarían veinte fincas en la costa asturiana, entre ellas 110.000 metros cuadrados en la península de Borizu, en Celoriu, y el monasterio de San Antolín y su entorno, en la margen derecha del río Bedón.

El Ministerio y el Principado justificaban su intención de hacerse con la titularidad de esos terrenos por su «alto valor ecológico» y para frenar su «urbanización» y su «deterioro». «Se está intentando llegar a un acuerdo amistoso con algunos de los propietarios para la adquisición de estas fincas», señalaba entonces una dirigente regional socialista. Pero, según uno de los copropietarios de la finca de San Antolín de Bedón, nadie de la Administración se puso en contacto con la propiedad con vistas a una posible compra. Más bien al contrario: los dirigentes políticos siempre han puesto obstáculos a una posible salida para San Antolín de Bedón, cuyo entorno intentó adquirir hace años una empresa para levantar un balneario.

El Estado investiga ahora la titularidad de la iglesia del monasterio, algo que ya hizo hace una década el Ayuntamiento de Llanes. Entonces la conclusión fue clara: pese a que el templo está ubicado en el interior de una propiedad privada, es público, ya que fue desamortizado en 1855 y fue reconocido como «patrimonio del Estado» en las posteriores compraventas.