Arriondas, Ramón DÍAZ

«En octubre no sabía ni encender un ordenador, ahora chateo con mis familiares en México, en Estados Unidos y en toda España. Leo y sigo los resultados de mi sobrina Beatriz Vázquez, jugadora de la Superliga de voleibol. Si cierran el telecentro de Arriondas será un palo muy gordo». Marina Vázquez Blanco no quiere ni oír hablar del posible cierre del telecentro del que es usuaria. Y no sólo por ella: comparte a diario mesa y conversación con vecinos en situaciones similares a la suya, o con gentes de la zona rural que ven la luz en el telecentro a la hora de resolver trámites administrativos, pues en sus casas o carecen de ordenador, de cobertura telefónica o de conocimientos para resolver el problema.

Marina Vázquez exigía ayer «responsabilidad» a la clase política asturiana, que aún no ha abonado el dinero comprometido para los telecentros de la región correspondiente al pasado mes de enero. «No se puede partir de cero cada vez que hay elecciones o que cambia un gobierno», indicó. Se acerca al telecentro de Arriondas los martes y los jueves y para ella, como para la mayoría de los usuarios, el responsable del servicio, José Manuel Collado, «es como Dios, lo soluciona todo». Si el telecentro cierra, el «Dios» de los usuarios se quedará en la calle, en el paro.

José Manuel Collado, riosellano residente en Arriondas, de 43 años de edad, atendía al mediodía de ayer a Marina Vázquez y a otra docena larga de usuarios, la mayoría de ellos pertenecientes al taller de empleo intermunicipal Parres-Piloña II, que dirige Zulema Blanco Toyos. Los 16 alumnos del taller reciben en el telecentro de Arriondas las 30 horas de alfabetización informática que exige el programa formativo. Y lo reciben gratis, a la carta: el día más adecuado, a la hora más conveniente.

La directora-maestra del taller señaló que el cierre del servicio provocaría «todos los problemas del mundo». No sólo por la gratuidad de las clases, que también, sino porque en Arriondas no hay oferta, ni personal especializado, ni disposición de ordenadores para recibirlas en otro lugar. La previsión es que los alumnos recibieran clases hasta mayo. Ahora todo está en el aire, ya que los ayuntamientos, que han asumido el pago de las nóminas de enero de los empleados de los telecentros -debería haberlas abonado el Principado-, carecen de recursos para soportar esta situación por más tiempo. Lo más grave del asunto es que «hay gente que de verdad lo necesita», añadió Blanco.

El telecentro de Arriondas, como el resto de la comarca, realiza una labor social impagable. Ayer mismo recibían clases gratuitas en el de Arriondas alumnos del Colegio de Educación Especial Don Orione, y en otras jornadas se hace lo propio con usuarios del Servicio de Salud Mental del Principado. También se alfabetiza y se dan clases y orientación a grupos de mayores. Y se asesora a empresas y a particulares. Todo ello gratis para el usuario.

Además, los responsables de los telecentros realizan diferentes tareas para los ayuntamientos; entre ellas, la creación y el mantenimiento de las páginas web municipales.