Que el Hospital del Oriente se construyó donde no se debía, en una zona inundable, ya no lo duda nadie. La riadona del 16 de junio de 2010 lo dejó bien claro. Estos días, el centro asistencial ha estado otra vez muy cerca de verse anegado por las aguas. Así que es hora de preguntarse qué hacer para evitar futuras desgracias, más allá de planes de emergencia y simulacros de evacuación que quedan muy monos en los papeles pero que no resuelven el problema principal. Los políticos cobran -se supone- por solucionar los problemas de los ciudadanos. Así que deberían empezar a pensar en qué hacer en el Grande Covián y en el resto del barrio de Castañera, en Arriondas. Tal vez una escollera, quizás dragados anuales... Expertos habrá -se supone- capaces de estudiar la mejor solución. Lo que no parece de recibo es que cada dos años haya que evacuar parte del hospital. Y tampoco será cosa de llevarlo a un lugar más seguro. Eso debió pensarse hace mucho tiempo, antes de abrirlo.