Lastres

-¿Cómo fueron los comienzos en el restaurante «Miramar»?

-Mi mujer y yo nos casos un 2 de abril de 1964 y desde el día 1 ya corría la renta de ese local por nuestra cuenta. Llegamos con 7.000 pesetas de regalos de boda y abrimos el local el día 11. Lo cogimos sin tener idea de gastronomía, ni de turismo ni de nada. Empezamos a trabajar, a ir haciendo las cosas cada vez mejor. Teníamos una plancha y una terraza buenísima, empezamos a dar fama al besugo y la merluza «Eutimio» y a vender pescados.

-Años después llegó «Casa Eutimio».

-Sí, a los 12 años se nos presentó una subida de renta. Empezamos pagando 1.200 pesetas y en los últimos años ya pagábamos 10.000. Siempre nos sentimos muy identificados con ese establecimiento, que quisimos comprar, pero en aquel entonces fue cuando el problema de Allende en Chile. Los dueños eran chilenos y se nos volvieron atrás, porque creían que iban a tener que volver para aquí. Se nos ofrecía esto enfrente y compramos esta casa, que también es centenaria en gastronomía, porque hacia el año 1900 ya era bar. Empezamos a trabajar aquí, luego hicimos hotel la parte de arriba. Ya nos conocía mucha gente, porque el besugo a la espalda tuvo una fama que trascendió los mares.

-¿Quién les enseñó a cocinar?

-Nadie, mi mujer fue ama de cura y a los doce años estaba cocinando en la zona de Llanes. A partir de esos pocos conocimientos que tenía, metimos una mujer de aquí para ayudar y partimos de ahí. Pero antes recuerdo que no éramos capaces de hacer una merluza a la cazuela, ni una paella. No era que no supiéramos, es que no podíamos ni practicar, vendíamos todos los días igual 50 o 60 kilos de sardinas.

-Además de esto empezó a ir a la mar y aún le quedó tiempo para tomar muchas iniciativas en el sector turístico. ¿En qué asociaciones ha tomado parte?

-Fui fundador de la asociación de turismo del municipio, fundador y presidente de «Entre fogones», fui directivo de la Asociación Asturiana de Hostelería durante 25 años. Mi reto siempre ha sido estar en la primera línea de calidad, entramos en el «Club Casonas Asturianas» y seguimos siendo miembros, y también en «Mesas de Asturias». Seguimos luchando en la línea de estar en casi todo lo que es la gastronomía, hostelería y hotelería, todos los foros y todos los sitios. Ahora mismo la gente es más reacia.

-En todo este tiempo pasarían más de una crisis. ¿Cómo las recuerda?

-Crisis sí, hubo importantes. Recuerdo cuando la reconversión industrial, pero claro, entonces tampoco tenía los efectos que tiene hoy, que estamos sujetos a una comunidad donde el euro es el que manda. Entonces había una devaluación de peseta, porque no competíamos, y con todas estas chapuzas íbamos arreglándonos. Ahora lo tenemos mucho más difícil, por los efectos que tiene es la peor crisis que he conocido.

-Con el premio Pueblo Ejemplar a Lastres, usted demostró que la lucha da sus frutos. ¿Cuándo se lo planteó por primera vez?

-Fue muy curioso, porque yo tenía una espina clavada desde la iniciación, desde San Esteban de Acuñaba, que recibió el premio en 1990, el primer año. A partir de ahí, al año siguiente ya quería presentar a Lastres y todas las puertas a las que picaba se me cerraban, me decían que adónde iba, que si Lastres era todo lo contrario, que si no había unidad? Intenté presentarlo siendo concejal, pero tampoco, y seguí luchando, año tras año. Hace tres años, cuando salió Sobrescobio, me puse en contacto con el director del Coro Manín, Faustino Martínez. Con su ayuda y esfuerzo, con el de José Francisco Cima, de «Webcam de Asturias» y de todas las asociaciones, lo conseguimos. Estoy agradecido a toda la gente que se volcó a favor de luchar por la candidatura.

-Vecinos de Poreño, en el concejo de Villaviciosa, vinieron hace poco a pedirle consejo sobre cómo conseguirlo. ¿Qué les contó?

-Que se animaran, que lucharan por una causa digna. Si tienen elementos suficientes de convivencia, asociacionismo y vecinales, tienen mucho terreno ganado. Yo les di un libro de los nuestros y no tiene nada que con ver la historia de Lastres, pero tienen otros elementos muy interesantes. Por ejemplo, todavía siguen haciendo la sextaferia, que se decía antes.

-Un amigo suyo de la infancia, José Antonio Olivar, director adjunto de «¡Hola!», se preguntaba en el pregón de las fiestas de San Roque qué pasaría con Lastres después de la serie Doctor Mateo. ¿Qué les queda por hacer?

-Lastres tiene muchas cosas y muy importantes por hacer. Me dejaron la iniciativa a mí y quiero conocer la infraestructura de Villas Marineras, estamos ahí. Lo manifestamos al alcalde, dijo que lo veía muy bien, que nos iba a apoyar. Todavía no tomamos ningún contacto, a lo mejor es una locura, a lo mejor no encajamos en la infraestructura.

-¿Tiene algún otro proyecto en mente?

-Sí, y si se pudiera realizar sería otro revulsivo como fue el «Pueblo ejemplar». Tenemos una pared de doscientos o trescientos metros en el puerto que puede ser un «boom», como fueron los Cubos de la Memoria para Llanes, o mejor, para transmitir al público que llega el carácter de la vida y la historia de Lastres a través de algo documentado. Pero hay mucha tela que cortar, no lo puede hacer cualquiera, hay que contar con tres administraciones. En principio tenemos el visto bueno municipal para iniciar, para ir dando pasos. Pero el Ayuntamiento no ve bien, y yo tampoco, que pudiera pintar cualquiera ahí.

-¿Pensaron en alguien?

-No, no. Ahora la situación es la peor. ¿Quién te va a dar un duro? Ahora tenemos que reorganizar la Confederación de Asociaciones de Lastres. También tenemos que contar con los marineros, hay que dar los pasos muy despacio y ser consciente de lo que estás haciendo. Pero eso a mí ya no me da tiempo, lo voy a iniciar porque tengo carácter, gana, pero no tengo ya ni capacidad ni me voy a encontrar con fuerzas para poder seguir.

-¿Alguna cosa más?

-No tenemos oficina de Correos. La cartera está pagando el alquiler del lugar donde está y si quieres la plaza bien y si no también. Pero no tenemos buzones públicos y ese local no tiene indicador, no le dejan ponerlo. Deberían buscar un espacio más adecuado.

«Mi reto siempre ha sido estar en la primera línea de calidad»

«Abrimos el Miramar con 7.000 pesetas de regalos de boda y sin tener idea de nada»

«Cuando empecé a luchar por el "Pueblo ejemplar" me decían que adónde iba, que Lastres era todo lo contrario, que no había unidad... pero lo conseguimos»

Polifacético y entusiasta

Eutimio Busta nació en Luces (Colunga) a los 20 días de estallar la Guerra Civil (en junio de 1936) en una familia de nueve hermanos. Asistió a la escuela hasta los 14 años y asegura que sus padres, caseros en el Palacio de Luces, le dieron una «educación en valores tremenda». Su primera ocupación fue la agricultura y después salió número uno y con trabajo de un curso de moldeadores, aunque tras algunos meses tuvo que dejarlo porque los gases le atacaban al estómago. Cogió, junto a su esposa, el restaurante «Miramar», en Lastres. Allí elaboraban, entre otros, besugo y merluza, que con la creciente fama comenzaron a apellidarse «Eutimio», como el restaurante que años después compraron enfrente y que ahora regentan dos de sus siete hijos junto a un hotel y un obrador de conservas. Fue concejal conservador en tres legislaturas, pescador, angulero, agricultor y uno de los referentes del turismo en la zona. En su larga lista de éxitos cuenta, entre otros, con el de impulsar y conseguir el premio «Pueblo ejemplar» para Lastres en el año 2010.