Bustio (Ribadedeva),Patricia MARTÍNEZ / EFE

Las labores de búsqueda del pescador que cayó ayer al mar a tres millas de la costa de San Vicente de la Barquera siguen sin dar resultados.

Los trabajos han sido suspendidos esta tarde por la falta de luz y se reanudarán de nuevo mañana, a primera hora, según han informado a Efe fuentes del 112 Cantabria.

Dos lanchas de Salvamento Marítimo han participado en la búsqueda del pescador que cayó ayer al mar a unas tres millas al noroeste de San Vicente de la Barquera, unas tareas en las que han participando también, por turnos, los helicópteros de Salvamento con base en Asturias y Cantabria.

Además de los equipos aéreos y marítimos, han participado en la búsqueda desde tierra efectivos del parque de emergencias de Valdáliga, del Gobierno regional.

El dispositivo trata de encontrar al ex-patrón mayor de la cofradía de pescadores de Bustio, Felipe Peñil, desapareció ayer frente a la costa de Pechón, una localidad cántabra muy cercana a la frontera con Asturias, tras caer al agua desde su embarcación, el pesquero "El César", cuando se dirigía a la costera de la xarda en Santoña.

El desaparecido, de 53 años y padre de tres hijos de 27, 24 y un año, viajaba con su primo, Jaime Peñil, quien, en el momento de la caída, «iba a bajar al camarote a ponerse la ropa de aguas. Sintió un golpe, miró para atrás y le vio caer», según relató el actual presidente de la cofradía y también primo del desaparecido, Jesús Peñil.

El «César», la embarcación en la que navegaban los dos marineros, salió del puerto de Bustio a las cinco de la mañana. No había pasado una hora ni habían avanzado apenas tres millas cuando el marinero se cayó al agua por motivos que aún se desconocen.

El patrón mayor de la cofradía ribadedense explicó que el tripulante «le llamó y contestó, pero luego no le volvieron a ver. El otro le decía "¡chilla, chilla!", él contestaba y, de repente, le perdieron». Jesús Peñil añadió que muy cerca venía el barco riosellano «Mares del Señor», que enseguida sacó el foco para localizarlo, pero sin resultado.

Esta misma embarcación avisó a Salvamento Marítimo a las 5:55 horas y se coordinó un dispositivo formado por dos helicópteros «Helimer», dos embarcaciones de intervención rápida y dos patrulleras de la Guardia Civil. La alerta provocó una movilización masiva de los barcos que faenaban en la zona y una treintena proveniente de los puertos de Bustio, Llanes, Ribadesella y San Vicente de la Barquera se unió al rastreo.

Alrededor de las tres de la tarde, los siete barcos de Bustio -de los que seis tienen al frente un patrón de la familia Peñil- regresaban al puerto. El acompañante del desaparecido descendió del «César» y se marchó con varios familiares que le esperaban.

Jesús Peñil explicó que en la costera de la xarda los marineros van preparando los anzuelos de camino -tardan entre tres y cuatro horas en llegar a Santoña-, una tarea que Felipe Peñil iba realizando cuando se precipitó al agua.

«Para mí que se enganchó con algún anzuelo, porque los hay que están derechos y el aparejo está partido», aventuró Jesús Peñil en un intento por explicar qué le ocurrió a su primo, «que está fuerte, no fuma, no bebe y nada muy bien. Qué sé yo lo que pudo pasar». El patrón mayor de Bustio estimó que, pese a la baja temperatura del agua en estas fechas, «si te caes, qué menos que diez minutos o un cuarto de hora». Peñil no encontró respuestas al enigma de qué pudo sucederle para que dejase de dar señales de vida.

Desde primera hora de la mañana, la de la hipotermia y otras hipótesis recorrieron las calles de Bustio, donde todos los vecinos mostraron su preocupación y su afecto hacia una familia con larga tradición marinera. No faltó quien destacó que en la madrugada anterior al accidente la temperatura alcanzó varios grados centígrados negativos, por lo que se podría haber formado una capa de hielo en cubierta que habría podido provocar un resbalón y la caída de Felipe Peñil al agua. Sin embargo, esta posibilidad también fue descartada por el actual patrón mayor, quien aseguró que «sales a la mar y se quita el hielo».

Según apuntaban ayer varios profesionales de la mar, cuando alguien fallece ahogado su cuerpo se hunde y no flota hasta pasados nueve o más días. Así sucedió con el último cadáver de los tres fallecidos en la playa coruñesa de Orzán, que apareció el pasado domingo, a las tres semanas del suceso.