Carlos Argüello nació en Oviedo hace 39 años. Desde 2002 es Diplomado en Magisterio en Educación Física por la Universidad de Oviedo y durante siete años ejerció el profesorado en varios colegios de Navarra hasta que en 2009 fue trasladado al Colegio Público «El Plaganón» de Sevares, dónde es nombrado director, cargo en el que continúa actualmente compaginando su labor como profesor de Lengua Castellana y asignaturas alternativas a religión.

-¿Es sencillo educar en el colegio de Sevares?

-No sabría determinar el grado de dificultad que supone educar, pero las características de este colegio hacen de él un buen lugar para conseguir los objetivos de profesores y alumnos.

-¿A qué características se refiere?

-A día de hoy contamos únicamente con 68 alumnos, una cifra de matriculación que cada año va disminuyendo y hace de este colegio un centro muy diferente a los de villas grandes o ciudades que tiene sus pros y sus contras.

-¿Cuáles son las ventajas de tener pocos alumnos?

-La educación es muy individualizada, el ambiente es familiar y cercano, favoreciendo la implicación tanto de padres como de alumnos. Yo siempre digo que «El Plaganón» es una escuela de andar en zapatillas.

-¿Y cuáles son las consecuencias negativas?

-Al haber pocos alumnos tenemos que impartir las clases por ciclos en vez de por cursos y eso siempre implica que haya que compartir el tiempo en dos ritmos de clases distintos.

-¿Son diferentes los niños de núcleos rurales de los de las ciudades?

-Existen diferencias culturales. Los niños de pueblo suelen ser más nobles, obedientes y brutos a la vez. Muchos de los críos son los únicos de su edad en su localidad y este aislamiento tiene su parte buena en que les encanta venir al colegio como forma de escape a la relativa soledad del pueblo.

-Entonces, ¿no existe absentismo en «El Plaganón»?

-En absoluto. Todos están locos por venir a clase y eso también queda patente en el rendimiento académico, pues estamos por encima de la media regional en resultados.

-¿Destacan en alguna asignatura en particular?

-Pues lo cierto es que desde que comenzamos el proyecto bilingüe el nivel de inglés de los alumnos ha aumentado de una forma considerable. Después de cuatro cursos podemos decir que está demostrada su eficacia y por tanto apostaremos fuerte por su continuidad.

-¿Echan de menos los alumnos este ambiente familiar al dar el salto al instituto?

-Obviamente es un cambio importante a todos los niveles, pero la línea de rendimiento académico suele mantenerse similar a la de la escuela al incorporarse a Secundaria, aunque también es verdad que aquí estamos más encima de ellos y cuando pasan al instituto lo notan.

-¿Tiene alguna carencia importante el colegio?

-Siempre hay demandas. En nuestro caso precisamos mejorar en el aspecto de nuevas tecnologías, pues carecemos de un profesor cualificado en la materia, así como en los accesos, pues llevamos años peleando por una rampa que complemente las escaleras de entrada al colegio para hacerlo más accesible.

-¿Ha afectado ya la crisis a la educación?

-Creo que nada ni nadie se escapa a la crisis actual. Los colegios no somos ajenos a ella. Nos han reducido a la mitad las partidas para organizar actividades en los últimos tres años. A pesar de todo, gracias a la buena colaboración de los padres podemos decir que hemos podido mantener las citas habituales programadas a o largo de los últimos cursos académicos.

Un horario extraescolar en constante expansión

Combatir la crisis demográfica y el descenso de actividad que ella conlleva. Esa es la obsesión de la dirección del Colegio Público «El Plaganón» en los úlitmos años y prueba de ello son las muchas actuaciones realizadas en el campo extraescolar en los últimos cursos a pesar de la reducción presupuestaria ocasionada por la delicada situación económica.

Aunque pueda parecer algo secundario, las actividades complementarias son muy tenidas en cuenta en un colegio en el que 41 de sus 68 alumnos viven fuera del núcleo urbano de la localidad de Sevares. La dificultad para el transporte es el principal impedimento para que los niños puedan disfrutar de más iniciativas que tienen como objetivo fusionar el ocio con el aprendizaje. «El objetivo es sacar en la medida de lo posible a los alumnos de su casa para que descubran el mundo», explica el director del centro educativo.

La escasez de oferta de ocio de la parroquia es subsanada en gran medida por un colegio que a lo largo del año acumula decenas de salidas, actividades, iniciativas y visitas culturales. La programación es de lo más variopinta, pues va desde la visita al karting de Soto de Dueñas hasta la celebración de Halloween en inglés con la finalidad de poner en práctica los progresos obtenidos en las clases de lengua extranjera.

Este interés del profesorado en extender la actividad escolar fuera de los horarios lectivos es bien recibida por unos padres que no dudan en animar a sus hijos a tomar parte de la oferta recreativa. Muestra de ello es que de los 38 alumnos en edad para ello, 21 participarán proximamente en la semana blanca, siendo uno de los centros con mayor porcentaje de participación en esta iniciativa.

De la misma forma, los desplazamientos organizados por el colegio piloñés suelen contar con una respuesta masiva por los niños a pesar de que los progenitores tienen que hacerse cargo de buena parte del coste de los mismos. Este año, sin ir más lejos, visitas a la fábrica de Coca Cola, al Acuario de Gijón o a un partido del Sporting de Gijón cuentan con pleno de asistencia por parte de un alumnado que también responde en masa a la hora de tomar parte en otro tipo de eventos clásicos de los colegios como el día de la paz, el día del libro, el magüestu o los típicos festivales de Navidad y carnaval.