Bustio (Ribadedeva),

Emilio G. CEA

Son momentos muy difíciles para los marineros de Bustio, en Ribadedeva. La desaparición frente a las costas de Pechón (Cantabria), el pasado martes, del marinero Felipe Peñil, durante años patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de la localidad, cuando faenaba en su embarcación «El César», ha sido un mazazo demasiado duro para unos compañeros que en esta ocasión son también en su mayoría familiares. El apellido Peñil en Ribadedeva es sinónimo de la mar, de una familia de pescadores muy apreciada en el concejo, donde han faenado durante cuatro generaciones. El recuerdo a Felipe se engrandece estos días tan complicados mientras sus seres queridos y sus compañeros esperan que la mar devuelva el cuerpo de una persona que ha luchado a brazo partido por el puerto de Bustio y por su Cofradía.

La saga de los Peñil llegó a Bustio de la mano del abuelo de Felipe, José Peñil, en la década de los años veinte del siglo pasado. Provenientes de la localidad cántabra de Suances, José Peñil y su hermano Luis arribaron en la ría de Bustio en una embarcación de madera. La esposa de José, Cecilia Villegas, hizo el trayecto en tren, en compañía del que entonces era su único hijo.

«El Che», como popularmente era conocido José, había visitado previamente la zona. «Decidió asentarse aquí por que le gustaba mucho el sitio y nadie en la zona se dedicaba a la pesca de la langosta y las percebes», dice el hijo menor de José, Joaquín, de 78 años. En el recordado barrio de La Mata, desaparecido con las obras e la Autovía, la familia Peñil fue aumentando hasta llegar a los 10 hijos, dos hembras y ocho varones. De ahí se trasladaron al barrio de El Curtido, situado muy cerca del puerto. Vicente, Milio, Ángel, Pepico, Tino, Laito, Aurelio (padre de Felipe) y Joaquín siguieron los pasos del Che y se dedicaron a la difícil profesión de marineros. Marea a marea, todos se fueron haciendo un hueco en la mar, llegando los ocho hermanos a patronear sus propios barcos. Primero, siguiendo la tradición familiar, se iniciaron en la pesca de la langosta y el congrio, para pasar en 1957 a la captura de la merluza. La adquisición de barcos de mayor calado hizo posible este paso. En esta época Milio Peñil se asentó en el puerto de Ribadesella y Laito y Tino en el cántabro de San Vicente. Los hijos de estos tres marineros también continuaron la saga.

En Bustio, gracias al trabajo incansable y concienzudo de los Peñil, se comenzó poco a poco a dar forma a un puerto creado de la nada. «Donde está ahora el puerto solo estaban las ruinas de una fábrica de loza derruida cuando la guerra» recuerda Joaquín. Los antiguos embarcaderos eran de madera de eucalipto, construidos por los propios marineros. «Era un martirio pues la madera se pudría enseguida por el sol y el agua» rememora Joaquín.

El cambio radical del puerto coincide con los años al frente de la cofradía de pescadores de Felipe Peñil, a principios de este siglo. En esta época se construyen los dos muelles, el edificio de la lonja y los almacenes. «Felipe ha luchado como nadie por este puerto, no es justo lo que le ha pasado», dice entre lamentos su primo Jesús, hijo de Joaquín y actual presidente de la Cofradía de Pescadores.

Jesús, patrón del barco «Estrella la Mañana», hace de tripas corazón para volver a la mar en estos duros momentos. Junto a él, en la tripulación, su hijo Jesús, de 21 años, la cuarta generación de los Peñil que surca los mares. El joven Jesús está viviendo estos días el lado más duro de la profesión. «Es difícil volver a salir a la mar tras lo sucedido. Todo esto te hace pensar, pero esto es lo que me gusta hacer», afirma.

La búsqueda de Felipe Peñil continuó ayer sin éxito por cuarto día consecutivo. Efectivos de Bomberos de Asturias y de Cantabria, además de efectivos de la Guardia Civil, Cruz Roja y Protección Civil Llanes, junto con dos helicópteros Helimer, siguieron con el rastreo durante toda la jornada. El Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencias de la Cruz Roja, compuesto por psicólogos, acudió ayer a Bustio para asistir a los familiares del marinero desaparecido.