Es sorprendente -o quizá no- que el representante de los alcaldes en la comisión de gestión del parque nacional de los Picos de Europa sea Toni Pérez Prieto, el hombre que encabezó la oposición a la creación del espacio protegido y al que se le llamaba «el azote del parque». Un hombre, este Toni el de Cabrales, como se le conoce en la zona, que aún hoy rechaza la figura de parque nacional, aunque conviva con ella porque no le queda más remedio. Un hombre que, si por él fuera, del lobo no dejaría en el parque nacional ni los más ocultos pensamientos. Un hombre partidario de que se cace, se pesque y se construya todo tipo de infraestructuras en los Picos de Europa. Son los nuevos tiempos de un parque nacional que con la presunta izquierda en el poder malvivía y que con la derecha tiene las horas contadas. En unos años al parque no lo conocerá ni la madre que lo parió, que, dicho sea de paso, no fue otra que María Luisa Carcedo, entonces consejera de Medio Ambiente y hoy diputada en el Congreso.