Llanes, Ramón DÍAZ

Covadonga González Santos tenía 3 años cuando la subieron a un barco y la alejaron de una España sumida en la guerra. Ya en Francia, una serie de circunstancias acabaron por alejarla de los parientes con los que había viajado y la hizo ir de orfanato en orfanato. Sin amigos, sin familia, sin apellidos. Completamente sola. Casi tres años después, acabada la contienda española, varias coincidencias, peripecias y casualidades la devolvieron milagrosamente a su casa, en Llanes. La extraordinaria historia de esta niña, que hoy suma 78 años de edad, ha quedado registrada en el documental «Historia de una casualidad», del cineasta cabraliego Alberto Pardo, que se presenta hoy, a las ocho de la tarde, en la Casa Municipal de Cultura de Llanes.

Corría el año 1939. La casualidad quiso que los responsables del orfanato en el que aquella «niña de la guerra» residía, en Burdeos, decidieran devolver a los pequeños a España. Subieron a Covadonga en uno de los trenes, cuyo destino, casualmente, era Oviedo. Cuando el convoy se paró en la estación de Llanes, la niña estaba a apenas unos centenares de metros de sus padres, pero ninguno de ellos lo hubiera sospechado jamás. El nombre de Llanes nada le decía a aquella niña, que sólo recordaba el nombre por el que se la había conocido siempre, Covi, pero había olvidado casi todo lo demás: a sus padres, a sus abuelos... Tan sólo recordaba una canción «Ojos verdes», muy de moda cuando ella marchó al exilio -y que cantaba continuamente, y el nombre de una de sus tías.

De nuevo la casualidad intervino cuando la ventana por la que miraban Covi y otra niña quedó justo enfrente de una mujer que estaba en el andén de la estación llanisca y que llamó la atención a las pequeñas por su aspecto: era pelona y usaba un gorro de lana calado hasta las orejas. A las niñas les hizo tanta gracia que empezaron a reírse de ella. La mujer oyó las carcajadas y se percató de la presencia de las pequeñas. De repente, empezó a mirar fijamente a Covi y un segundo después subió corriendo al tren. Visiblemente alterada y le preguntó a la niña: «¿Cómo te llamas?». A lo que la pequeña respondió: «Covi». La cara de la mujer denotaba una sorpresa mayúscula. La conversación continuó:

-¿Cómo se llama tu padre?

-No lo sé.

-¿Y tu madre?

-Tampoco lo sé.

-¿De dónde eres?

-No sé, pero tengo una tía que se llama Rosa...

Aquella mujer, casi gritando le dijo: «pero tú... eres Covi». La casualidad quiso que aquella mujer fuera Fernanda, tía de la protagonista de esta historia. La mujer salió corriendo del tren a buscar a los padres de la pequeña. Mientras la mujer corría y corría, el tren dejaba Llanes y marchaba hacia Oviedo, con la niña a bordo.

Al día siguiente el padre de la niña salía hacia la capital asturiana a buscar a su hija. Sólo sabía que el tren iba a Oviedo, pero no sabía adónde habían llevado a los niños. No paró hasta dar con su pequeña y hasta llevársela a Llanes. El momento del reencuentro y lo que siguió después, incluida la trágica muerte de la madre de la protagonista apenas un año y medio más tarde, queda explicado en el documental de Alberto Pardo, en el que, al margen del relato en primera persona de Covadonga González Santos, se ha recreado la historia, con la participación de la actriz Ana Morán, en el papel de Fernanda, y las niñas Candela y Lucía Pardo Llano, en los papeles de Covi y su amiga del orfanato.

Covadonga González Santos, que recibió el premio «Mujer del concejo de Llanes» el año pasado, fue emigrante durante 35 años en Alemania junto a su marido, vive ahora en Llanes, donde asegura que es feliz, pese a que tiene a buena parte de su familia en Alemania.

El documental «Historia de una casualidad», con guión de Alberto Pardo, cuenta con la participación, entre otros, de Javier Blanco como productor; Geno Cuesta como director de fotografía; Toni Benito en el sonido; Andrés Varela en el montaje, y la música deMartínez Abadés y Lisardo Prieto.