Sebreñu (Ribadesella) / Posada (Llanes), L. BLANCO

«Llueva o haga sol, la fiesta del pueblo es sagrada». Manuel Antonio Tirado, vecino de Sebreñu, en Ribadesella, lo tiene claro. Por si acaso, se resguarda de la lluvia a la entrada de la capilla de San José durante la celebración de la misa de las fiestas patronales de su pueblo. La localidad riosellana y Posada La Vieya, en el concejo de Llanes, se resistieron a renunciar a sus fiestas tradicionales a pesar del chaparrón que cortó por el medio las celebraciones. El repentino regreso del invierno no arredró a los vecinos.

Más madrugadores fueron los llaniscos, que comenzaron al mediodía su multitudinaria procesión en Posada La Vieya con unos cincuenta gaiteros del grupo «Llacín» a la cabeza. La comitiva, con decenas de mujeres y niños vestidos con los trajes típicos de Llanes, cruzó todo el pueblo y se desplazó a la parroquia de Posada de Llanes para recoger al santo y llevarlo hasta La Vega, donde tuvo lugar una misa campestre y la bendición de los ramos.

Como si de una ayuda divina se tratara, la lluvia respetó los actos religiosos previstos al aire libre y sólo hizo aparición durante la puja de los ramos y los bollos, que se celebró en la carpa de la fiesta. Gracias a la colaboración del actor asturiano Alberto Rodríguez, conocido, entre otras cosas, por su papel como la Marquesina en el desaparecido programa de la TPA «Terapia de grupo», se lograron recaudar cientos de euros para sufragar los festejos.

En el caso de las fiestas de Sebreñu no hubo tanta suerte, y la fiesta comenzó a aguarse justo al final de la procesión que llevó a San José desde el palacio hasta la capilla del pueblo a la que da nombre el santo, si bien los asistentes mantuvieron la compostura hasta la subasta del ramo. La banda de gaitas «Esbardu», de Avilés, puso la banda sonora del cortejo de la imagen con la interpretación de varios temas que culminaron al mismo tiempo que la liturgia con el himno de Asturias.