Llanes / Ribadesella / Covadonga, J. M. CARBAJAL / P. M.

La gran devoción y el tiempo soleado con el que amaneció ayer la comarca hicieron del Domingo de Ramos una jornada muy concurrida en los principales concejos del Oriente. Las palmas y las ramas de laurel invadieron las proximidades de numerosos templos, entre los que destacó la capilla de Santa Ana, en la capital llanisca. Allí se congregaron varios centenares de personas para recibir la bendición pocos minutos después de las doce y cuarto y acudir a la misa que se celebró en la basílica.

También en Ribadesella, en la plaza de la iglesia de Santa María de Magdalena, la bendición fue multitudinaria y tiñó el casco histórico de la villa de verde y dorado. Del mismo modo, la estampa en la iglesia de San Antonio de Padua, en Infiesto, reflejó la gran afluencia a la primera ceremonia de la Semana Santa, en la que los cristianos conmemoran la llegada de Jesucristo a Jerusalén y su recibimiento entre palmas.

Los devotos también se dejaron ver en la explanada alta del santuario mariano de Covadonga, a la entrada de la basílica. Allí, el abad del real sitio, Juan José Tuñón Escalante, bendijo los ramos bajo una temperatura primaveral. A las tradicionales palmeras y ramos de laurel se sumaron varios ramos de olivo portados por un nutrido grupo de excursionistas de la localidad pontevedresa de A Guarda. Otra de las anécdotas la puso un niño del Colegio de Infantil y Primaria de San Cucao de Llanera, con un espectacular ramo engalanado que llamó poderosamente la atención de los presentes.

El Domingo de Ramos simboliza el comienzo de la Semana Santa y en los próximos días se sucederán las celebraciones correspondientes al Jueves y Viernes Santos, Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección. Se trata de uno de los episodios más relevantes y seguidos de la religión cristiana y al mismo tiempo una de las épocas más pujantes del turismo en la comarca.