Infiesto (Piloña),

Lucas BLANCO

La Casa del Tiempo de Infiesto, popularmente conocida como el Museo del Reloj, continúa sin ponerse en hora. A pesar de que tanto el Ayuntamiento de Piloña como la asociación de coleccionistas local «Avagar» habían fijado la pasada Semana Santa como fecha ideal para abrir las puertas del equipamiento, fuentes municipales aseguran que la demora en algunos trámites administrativos obliga a retrasar su apertura.

La Corporación municipal prefiere no concretar cuáles son los trámites pendientes, pues asegura que estos dependen de la secretaría municipal y, aunque nadie se atreve a poner una nueva fecha para la apertura del equipamiento, sí se señala que la misma tendrá lugar en «un breve período de tiempo».

Por su parte, la asociación «Avagar», titular de casi la totalidad de las piezas que serán expuestas en las salas del edificio de la Obra Pía de Infiesto, volvió a reiterar ayer que el equipamiento está listo para abrir de forma inminente, si bien está a la espera de un llamada del Ayuntamiento de Piloña que autorice su funcionamiento. «Nuestro trabajo ya esta hecho y sólo esperamos órdenes», señaló el presidente del colectivo, Pedro Suárez, quien lamentó los continuos retrasos en la apertura. «Hay mucha gente que no para de llamarme preguntando cuándo podrá visitarlo y ya me da hasta reparo decirle que aún no está abierto», declaró Suárez.

Los continuos retrasos en la puesta en funcionamiento de la Casa del Tiempo, surgida a propuesta de «Avagar» hace casi una década y cuyos trabajos de construcción comenzaron ya durante el anterior mandato municipal, han provocado la inquietud de los vecinos y empresarios locales, que ven cómo pasan los meses y se sigue sin poner en funcionamiento el que está llamado a ser uno de los principales reclamos turísticos de la capital piloñesa.

Esa inquietud fue trasladada al Pleno municipal en el apartado de ruegos y preguntas de la sesión ordinaria celebrada el pasado 30 de marzo por el actual edil de IU y alcalde por el PSOE durante el pasado mandato, Camilo Montes, quien interpeló a la actual regidora, Carmen Barrera, para que explicara por qué el Museo del Reloj no abre sus puertas y le urgió a que lo hiciera para no perder las ayudas destinadas a inversiones en el equipamiento. Barrera respondió a Montes que él debería saber los motivos, e insinuó que la demora se debe a que durante su mandato no se realizaron los trámites necesarios para la apertura, que quedaron como herencia para el actual equipo de gobierno, una afirmación rechazada por el edil de IU, quien garantizó que todo lo hecho durante su mandato está en regla.

Sea como fuere, lo cierto es que el museo está concluido, pero continúa sin abrirse y las partes implicadas siguen sin clarificar los motivos. Ante esta situación, entre los piloñeses no solamente preocupa el hecho de que se esté desaprovechando un posible recurso cultural para el concejo, sino también la circunstancia de que se puedan perder los fondos empleados para construir el equipamiento, justamente en un momento crítico para la economía municipal, cuyas arcas acumulan una deuda global reconocida de unos 7,6 millones de euros, así como unos pagos pendientes a proveedores por valor de unos 1,8 millones de euros, que ya de por sí obligarán a la Administración local a hacer severos ajustes presupuestarios.

La Casa del Tiempo de Infiesto cuenta con tres amplias salas de exposiciones en la planta baja del edificio de la Obra Pía, las cuales ya se encuentran divididas para albergar diferentes temáticas acerca del mundo y la historia de la relojería. En la sala primera se ubicarán los relojes gigantes o de torre, en la sala segunda se mostrarán numerosas piezas vinculadas al mundo de la industria, el ferrocarril y la navegación, y la sala tercera albergará relojes antiguos de tipo Morez, así como varios ejemplares únicos de relojes de pulsera y de bolsillo.

A pesar de las adversidades, la asociación «Avagar» ya tiene planeada una segunda y tercera fases del museo, a construir en el primer piso del edificio, para poder albergar un mayor número de la colección de varios miles de relojes que, durante años, el colectivo de coleccionistas ha ido consiguiendo por todo el mundo.