Decíamos ayer, antes de las elecciones que condujeron a este laberinto indescifrable, que votar a cualquiera de los cinco «grandes» (PSOE, Foro, PP, IU y UPyD) era dar un cheque en blanco a ese puñado de privilegiados que manejan los aparatos de los partidos. Porque ninguna de esas formaciones, para variar, desvelaron qué harían tras las votaciones, con quién pactarían ni en qué condiciones. Así que ahora tienen las manos libres para hacer lo que les venga en gana. Ellos, los poderosos, encantados, y sus votantes, a verlas venir hasta dentro de cuatro años. Curiosa democracia. Presunta democracia. A saber qué nos deparará esta nueva élite en los próximos días. Cualquier cosa menos la paz, la tranquilidad y el sosiego que ahora necesita Asturias y a la que cantó Fray Luis de León:

«Vivir quiero conmigo,

gozar quiero del bien que debo al cielo,

a solas, sin testigo,

libre de amor, de celo,

de odio, de esperanzas, de recelo».