Atrapados en el tiempo, todo indica que los llaniscos tendrán que revivir viejas cuitas. Verán otra vez al equipo de gobierno defendiendo un modelo urbanístico dual (por aquello de que la literatura y los planos no acaban de casar) y a la oposición política y social advirtiendo de que las recalificaciones propuestas no están justificadas en la actual situación urbanística, económica y demográfica, por lo que serán tumbadas por los jueces. Los dirigentes locales prometerán que todo está bien hecho y es legal, mientras que sus opositores jurarán que el plan contraviene las diferentes sentencias que anularon, en todo y en parte, el anterior planeamiento. Y los vecinos asistirán a un cruce de acusaciones, descalificaciones, desaires y amenazas. Nada nuevo bajo el sol de Llanes. Lo mismo que hace diez años, lo mismo que hace veinte... Y el concejo sumido, mientras tanto, en la incertidumbre y en la inseguridad jurídica. No sé quién, pero alguien debería dar un paso al frente en favor del consenso. Por el bien de Llanes.