Ribadesella, P. MARTÍNEZ

Dos libros, dos ejemplos a seguir, dos alas de la misma región y cientos de palmas para aplaudir las palabras, hechas papel y música, que llenaron la segunda jornada de los encuentros «Manos Curtidas» de Ribadesella. «Parada, pero no fonda», del empresario de Cangas de Narcea Francisco Rodríguez, y «Desde mi desván. Soltando amarras», del riosellano Emilio Serrano, entrelazaron el viernes páginas y pareceres en una mesa con invitados de excepción. Moderada por la periodista riosellana Menchu Álvarez del Valle y con Ignacio Gracia Noriega y Carmen Casal como prologuistas de los libros, el aforo volvió a quedarse pequeño para escuchar a voces tan autorizadas.

Gracia Noriega, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, dijo del libro en el que Rodríguez -presidente de Reny Picot- incluye artículos, conferencias, reflexiones vitales y su valiosísima experiencia empresarial, que es «uno de los más importantes entre los publicados este año en Asturias». De Serrano, también colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y autor, en este caso, de un volumen poético escrito a lo largo de toda una vida, valoró «la bondad y el optimismo de creer que los libros pueden cambiar a las personas».

Ambos escritores acercaron al público su particular visión del mundo. En los libros ofrecen la posibilidad de mantener una conversación de interés cultural, empresarial y tintes afectivos. Francisco Rodríguez habló del libro como objeto, que para él «tiene el valor de quedar y acabar siendo parte de uno mismo». El empresario dio unas gracias «muy sentidas al ver cómo lo tratan a uno en Oriente, habiendo nacido en Occidente».

Emilio Serrano, por su parte, expresó su idea de que «no hay palabra más hermosa que la gratitud, la lleva el corazón en los latidos de su memoria» y definió ambos libros como «esas experiencias y vivencias donde se abrazan recuerdos y sentimientos». Aseguró además que «la poesía ayudará a mejorar el mundo» y que su obra «pretende tan sólo contribuir un poco a que se cumpla este deseo». La del viernes fue una tarde de estrechamiento de manos, de lazos entre la cultura y los afectos. Un abrazo al que puso punto y seguido el concierto organizado por la Fundación Valdés-Salas.

Su vicepresidente, Joaquín Lorences, mantiene un fuerte vínculo con Ribadesella y su colaboración con la tertulia «El Garabato», que hizo posible tan especial guinda musical al acto, que volverá a repetirse. El concierto tuvo de título una de las poesías de Serrano, «Alas al amor», unas alas que baten con la esperanza de que las partes se acerquen y la cultura vuele a todos los rincones en los que encuentre, como el viernes en Ribadesella, un rincón cálido y lleno de manos amigas.