Melarde (Piloña),

Lucas BLANCO

«Viendo la que ha montado nada más nacer, seguro que me sale Alcalde del pueblo». Así de bromista se mostró ayer Bárbara Estrada a su llegada a su vivienda de Melarde, acompañada del pequeño Pedro Méndez, su hijo y el primer niño en nacer en la aldea piloñesa en los últimos 16 años. Su llegada al mundo el pasado miércoles provocó gran alegría entre los aproximadamente 50 habitantes de Melarde.

Fue tal la expectación generada entre los vecinos por este acontecimiento que una vez conocida la buena nueva en la noche del miércoles se lanzaron en la localidad varios voladores a modo de bienvenida. «Me empezó a llamar gente comentando que debía de haber algún tipo de fiesta o algo», señala la madre de un bebé, que se hizo esperar más de la cuenta, pues su llegada estaba prevista para el pasado día 4 de este mes, pero Pedro optó por permanecer un par de semanas más dentro de su madre, dónde no perdió el tiempo, pues nació bien crecido, con 53 centímetros de altura y un peso de 4,380 kilogramos.

Lo que no esperaban los padres es que este hecho fuese a tener tanta repercusión. «No pensábamos que esto fuera tan importante como para que nos llamasen periódicos, radios y televisiones», comenta una orgullosa madre, que espera que su hijo disfrute en el futuro de la repercusión mediática que en su día tuvo su nacimiento.

Con la llegada del pequeño Pedro, el pueblo de Melarde se ve aliviado ante la llegada de una nueva generación que permita tirar por el futuro de la aldea, pues su madre no duda en que el pequeño pasará su infancia en la tierra de sus antepasados. «Ni me planteo abandonar el pueblo por el hecho de tener un hijo; tendrá que vivir aquí y si tiene que ir al colegio en taxi pues irá como lo hacen otros críos de la zona», declara Estrada, que espera poder seguir rejuveneciendo la envejecida población local.

«La experiencia ha sido extraordinaria y es muy posible que le de un hermano en el futuro», señala la madre, primeriza a sus 36 años de edad.

Estrada es consciente de que a partir de ahora vivirá varios cambios en su vida, pero cree que por un hijo es capaz de todo. «Hasta ahora conjugaba mi trabajo de procuradora con las tareas del hogar y ayudando a mi marido con la veterinaria, ahora habrá que reorganizarse», explica la mujer, que espera que su hijo herede de sus progenitores el amor por los animales.

A pesar de todo, Pedro no será el único niño del vecindario, pues hace cinco años, otra familia de Melarde adoptó a una niña llamada Caterina Sierra, que hasta ahora era la más joven de la población. Además, en los próximos meses está previsto que un niño de nueve años llamado Nahuel Ortíz, y que ayer no quiso perderse la llegada de Pedro a Melarde, se traslade a vivir con su familia desde Infiesto a la pequeña aldea, situada entre la capital del concejo y Villamayor. «Infiesto está bien, pero me gusta la naturaleza y los animales del pueblo», declaraba ayer, entusiasmado, Ortiz.

Ante este aumento de los niños del pueblo, desde la junta vecinal se congratulan de que por fin empiecen a proliferar las nuevas generaciones y animan a que los jóvenes del lugar se animen a seguir los pasos de Juan Carlos Méndez y Bárbara Estrada. «Hay pocos jóvenes y en su mayoría están solteros, pero esperemos con el tiempo la tendencia vaya cambiando para que no volvamos a estar otros 16 años esperando», declaró el presidente de la junta, Pablo Pomarada, que ayer también quiso conocer al nuevo vecino, después de que sus compromisos laborales le impidieran celebrar la noticia con el resto de habitantes de Melarde.