Infiesto (Piloña),

Lucas BLANCO

Miembros de la Coordinadora Ornitológica Asturiana (COA) coinciden en culpar a la permisividad de la Administración regional de la intoxicación con venenos de varias especies animales protegidas de los Picos de Europa, después de que esta misma semana apareciera un águila real moribunda en la localidad llanisca de La Pereda, afectada por la ingesta de una sustancia tóxica denominada anticolinérgico, utilizada para envenenar a buitres y lobos.

Los expertos aseguran que el caso de este ejemplar, perteneciente a una especie protegida, no es aislado, sino que a lo largo de los últimos años han sido muchos los animales de distintas especies fallecidos por la misma causa, si bien creen que desde la administración competente, en este caso la regional, se trata de ocultar estos hechos. «Hay una media anual de seis casos similares que no interesa difundir para no perjudicar a los ganaderos», señala el miembro de la COA Adrián Vigil.

Los ornitólogos señalan que algunos ganaderos recurren desde hace mucho tiempo al uso ilegal de estos venenos para reducir las poblaciones de depredadores como el lobo sin que desde la Consejería se tomen medidas al respecto. «Nunca ha habido una política ni seria ni en broma en este aspecto, lo que hace que los responsables no se sientan perseguidos y reincidan constantemente», apunta Vigil, a la vez que recuerda lo fácil que sería identificar a unos responsables que dañan la imagen del resto del sector. «La mayoría de casos se dan en pueblos como Sotres (Cabrales) u Oceño (Peñamellera Alta), así que si se quiere se puede encontrar a los autores», añade el ornitólogo.

Los ornitólogos apuntan que entre las principales víctimas de estos productos mortales para la fauna no sólo hay especies protegidas, sino que son muchos los animales que anualmente son víctimas de los cebos envenenados dejados en la montaña. «Los más afectados son los perros, pero también hay bastantes casos de zorros o buitres», declara Vigil.

Sin embargo, lo más preocupante es que estas prácticas hagan inviable la repoblación de especies protegidas como el propio águila real, del cual sólo existen 32 parejas en toda la región, o el propio quebrantahuesos, que actualmente es objeto de un plan para su repoblación en los Picos de Europa. «Si no se toman cartas en este asunto será imposible que el plan de repoblación del quebrantahuesos tenga éxito», declara el también miembro de la COA David Pascual, que opina que la ocultación de los casos de envenenamiento se debe al miedo a que dicho plan caiga en el olvido. «Si trascienden casos como el del águila real de Llanes se podrían perder las ayudas para repoblaciones», señala Pascual.

Como ejemplos de la generalización del uso de venenos en la zona, mencionan el hecho de que en abril del año pasado apareciera muerto, en la sierra de San Juan Robre, en Peñamellera Alta, uno de los ejemplares de quebrantahuesos liberados en los Picos en el año 2010. «Tengo la convicción de que fue envenenado», asegura un Pascual que también explica en el uso de venenos la ausencia de águilas reales en la sierra del Cuera. «Es un lugar idóneo para su cría, pero casi todas las parejas que intentan instalarse allí tienen el mismo final», declara el miembro de la COA.

Por otra parte, tanto Vigil como Pascual descartan que el halcón peregrino hallado herido en un ala el pasado jueves en Llanes haya sido objeto de algún ataque del hombre. «Puede haberse lesionado durante sus maniobras de vuelo», indica Vigil, aunque su compañero recuerda varios ataques a esta especie. «Hay muchas parejas de halcones que mueren a manos de criadores de palomas», comenta Pascual.