Lledíes (Llanes), Ramón DÍAZ

Abrir un aula del Paleolítico en la cueva de Cardín fue una promesa lanzada hace algo más de diez años por los dirigentes municipales de Llanes. Corría el año 2001. Eran tiempos de vacas gordas y el Ayuntamiento podía permitirse alegrías como la de pagar 120.000 euros por la finca conocida como «Cuetu Cardín», en la localidad de Lledíes. Una finca en la que se enclava una cueva con pinturas de aspecto rupestre, pero que los expertos creen falsas. La propuesta de los socialistas llaniscos era abrir allí la primera aula del Paleolítico en una gruta natural de España. Todo aquello se ha quedado en nada: la finca y la cueva, propiedad del Ayuntamiento de Llanes desde entonces, se encuentran en la actualidad en el más absoluto abandono.

La voz de alarma ha sido lanzada por la Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (Avall), un colectivo que ya cuando el Ayuntamiento adquirió la finca lanzó severas críticas, al considerar que aquella operación sometía a las arcas públicas municipales a «un gasto completamente descabellado», habida cuenta del «nulo interés histórico y científico de la llamada cueva de Cardín, con pinturas demostradamente contemporáneas». Todo ello, según indicaba en 2001 Avall, mientras buena parte del arte prehistórico llanisco, «científicamente datado, contrastado y constatado, como es el caso de lo hallado en la cueva de Las Herrerías, que contiene pinturas del período Magdaleniense, únicas en toda la cornisa cantábrica y reconocidas internacionalmente, está en el más absoluto de los abandonos».

La finca de Cardín, hoy tomada por la maleza, cuenta con destacados ejemplares arbóreos y ajardinamiento aterrazado de cierto interés, en el que se ubican multitud de esculturas, principalmente de animales, realizadas en cemento. El edificio, o casa de Cardín, ha sufrido, al igual que las esculturas, actos de vandalismo. Pese a ello, Avall ha desvelado lo que considera una «esperpéntica paradoja»: el gobierno municipal renueva y mantiene, cada año, bajo el epígrafe de la ordenanza municipal número 206, el «precio público por las visitas a la cueva de Cardín». Según Avall, en realidad, la finca, el edificio y la gruta no pueden ser visitados, pues «además de no haber allí ningún empleado público que se ocupe de las supuestas visitas, la propiedad se encuentra en completo abertal y está en estado prácticamente impracticable». El colectivo añade que es «mejor» es que nadie vea la propiedad, «sobre todo si se informa al visitante de que se han pagado 20 millones de pesetas (de las del año 2001) en dinero público por unas pinturas de imitación y unas esculturas "caseras", bajo la falsa pretensión de hacer allí nada menos que "la primera cueva natural de España convertida en museo del arte Paleolítico", y que hoy no es otra cosa que una bola de maleza».

La finca Cardín toma su nombre del que fuera su propietario, Cesáreo Cardín, ayudante de Ricardo Duque de Estrada Bustamante, conde de la Vega de Sella, pionero de los estudios arqueológicos en Asturias y descubridor de múltiples cuevas con pinturas rupestres.