Antrialgo (Piloña),

Lucas BLANCO

Los vecinos de la localidad piloñesa de Antrialgo aún continúan conmocionados con el fallecimiento por ahogo, el pasado domingo, de un joven de 19 años, natural del concejo de Nava, en las aguas del río Piloña a su paso por el pueblo, pues coinciden en señalar que nunca antes había ocurrido nada parecido y achacan los hechos a un cúmulo de circunstancias, fruto de la mala fortuna.

Los habitantes del pueblo coinciden en señalar que desde tiempos inmemorables gentes tanto de Antrialgo como de otras localidades vecinas suelen aprovechar los días de sol y calor para ir a darse un baño al denominado pozo de El Llerón, como se conoce el lugar donde se ahogó el joven y que recibe su nombre de la finca a través de la cual se accede a la playa fluvial existente en la ribera del río.

Según indican, desde hace muchas generaciones es común que incluso niños muy pequeños se bañen en el río y durante las últimas temporadas el número de bañistas había aumentando considerablemente, fruto de las mejoras que provocaron en el caudal los trabajos de saneamiento.

Sin embargo, nunca había habido que lamentar ningún ahogo hasta el domingo, algo que los habitantes de Antrialgo explican en que el río no es muy profundo. «Poca gente habrá en Antrialgo que no se haya bañado en el pozo y jamás pasó nada malo», explica el presidente de la junta vecinal de Antrialgo, que sospecha que ahogamiento pueda deberse a alguna desafortunada indisposición. «El pozo tiene bastante profundidad, pero es muy estrecho y con un par de brazadas ya se puede evitar», señala un Migoya, que no cree que este hecho ahuyente para nada a la gente al ser «un caso único y aislado».

Del mismo modo, el representante vecinal cree que el hecho de que ese fin de semana tuvieran lugar varios festejos en la zona, como la fiesta del Asturcón de Espineres y otras fiestas como las romerías de Belonciu o La Cueva, fue determinante para que el joven no pudiera ser rescatado. «Ni él ni sus cuatro amigos sabían nadar y al haber tantas fiestas no había nadie ese día que le pudiese auxiliar», lamenta Rafael Migoya.

En la misma línea se pronuncia la vecina Lourdes Romero, que también posee una vivienda en Nava y que conocía al joven fallecido, al que lamenta no haber podido ayudar. «Es una zona apartada, pero si hubiesen gritado quizá hubiésemos podido evitar esta triste noticia», comenta Romero, que califica como «una fatal coincidencia» que justamente se día no hubiese nadie más bañándose en el pozo.

«El chico tuvo muy mala suerte porque los fines de semana del verano suele haber hasta más de cien personas en la playa, pero justo el domingo no hubo nadie», indica la vecina, que conoció la noticia de boca de uno de los primos del fallecido, que no pudo ser reanimado pese a los esfuerzos de los miembros de Bomberos de Asturias.

También se enteró de los hechos, aunque tarde, Luis Díaz, otro de los vecinos que, a pesar de su avanzada edad, sostiene haber visto a gente bañarse en ese lugar «desde siempre». Buen conocedor del río y de sus profundidades, cree que la única explicación posible para que el joven perdiera la vida es algún problema físico. «Viendo a las horas que ocurrió y dónde ocurrió estaría por apostar que lo que sufrió fue un corte de digestión», apunta el vecino, que a pesar de haber oído revuelo no pudo acudir en ayuda del afectado. «Me cuesta mucho caminar y no pude acercarme, pero estaba claro que algo malo pasaba», recuerda el vecino, que ve en este hecho una mezcla de mala suerte e imprudencia. «Es difícil ahogarse, pero si no sabes nadar y encima los que te acompañan tampoco saben pues corres el riesgo de que estas desgracias ocurran», añade Díaz.

Sin duda alguna, este ahogamiento supone uno de los capítulos más tristes del hermoso pueblo de Antrialgo, que espera que este hecho no desemboque en la prohibición de los tradicionales baños en su playa fluvial. Es tal el arraigo que el pozo de El Llerón tiene en el pueblo que hace unos años las zonas anexas al río fueron acondicionadas para tomar el sol y el gran árbol que da sombra a la zona de baños está equipado con una cuerda que los bañistas usan como trampolín para lanzarse al pozo. Además, son muy habituales las barbacoas e incluso las acampadas multitudinarias realizadas en torno al río para el disfrute de sus aguas.

Por ello, los vecinos piden que al menos este desagradable hecho sirva para que los usuarios que a partir de ahora decidan bañarse en las aguas del río Piloña tomen las precauciones para no tener que volver a lamentar daños personales.