Arenas de Cabrales,

Ramón DÍAZ

La apertura de una pista puede haber originado la catástrofe de Llambrias. Es la hipótesis que defienden los afectados por el desmoronamiento, el pasado día 12, de un tramo del canal de agua de la minicentral eléctrica de E.On en Arenas de Cabrales y de la ladera del monte en el que se ubicaba, lo que ocasionó la muerte de una mujer, heridas a otras tres personas y la destrucción de dos viviendas y dos queserías. Según los afectados, cuyos abogados actuarán coordinados con vistas a los futuros procesos judiciales, la empresa E.On abrió una pista de unos doscientos metros de longitud y más de dos metros de ancho junto a la conducción de agua que se vino abajo arrastrando consigo más de 2.000 toneladas de rocas, lodo y árboles.

La compañía eléctrica había solicitado permiso en el Ayuntamiento para realizar tareas de limpieza, desbroce y mantenimiento de las instalaciones. La apertura de la pista, entre el camino que discurre por la ladera y el tanque de carga de la minicentral, requería la concesión de un permiso por parte del Gobierno del Principado, titular del monte en el que se sitúan la conducción de agua y otras instalaciones de E.On. Los vecinos, al igual que manifestaron desde el primer momento varios que viven en las inmediaciones de esa zona, sospechan que el movimiento de tierras realizado junto al canal de agua puede haber sido el causante de la tragedia. Aseguran que la empresa eléctrica rebajó un metro (más, incluso, en algunos puntos) el nivel de la tierra junto a la conducción. Existen aún en la zona indicios del paso de maquinaria pesada, como huellas en el suelo de la rodada de una pala retroexcavadora y piedras tiznadas de negro por el rozamiento de los neumáticos de ese vehículo.

En el caso de que, a causa de una filtración, hubiera existido una balsa de agua debajo de la conducción (es una hipótesis de trabajo de los investigadores), los afectados creen que las obras realizadas por la compañía eléctrica y ejecutadas por una empresa de Cantabria pudieron provocar su ruptura y, en consecuencia, el desmoronamiento del canal y de la ladera. Si finalmente se determina que no existía esa balsa de agua, los afectados creen que los trabajos pudieron igualmente minar el terreno sobre el que se asentaba el canal y causar su ruptura.

El barrio de Llambrias quedó arrasado minutos antes de la medianoche del pasado día 12, cuando reventó el canal de la minicentral, lo que generó una enorme tromba de unos 40 millones de litros de agua, que arrastró consigo la ladera, incluidas toneladas de rocas, barro, vegetación y arbolado. Los peritos de las diferentes partes implicadas en la catástrofe y los investigadores de la Guardia Civil tratan ahora de establecer las causas exactas de la trágica avalancha.

La empresa E.On, mientras tanto, continua con las tareas de desescombro en el barrio de Llambrias, que el Ayuntamiento de Cabrales ha exigido que concluyan antes de un mes. La compañía se puso desde el primer momento a disposición de los afectados. Los dos heridos que aún continúan hospitalizados evolucionan favorablemente.