Ribadesella, P. MARTÍNEZ

Lo que menos pensaba Pedro García mientras construía su casa en la localidad riosellana de Cuerres era que el subsuelo escondía importantes testigos de la Prehistoria. Él y su hermano Alejandro, gerentes del restaurante La Cerezal, en Collera, quedaron boquiabiertos al comprobar que bajo sus pies había una cavidad con gran cantidad de huesos del Cuaternario, entre 50.000 y 10.000 años atrás.

Al remover una parte de tierra «quedó un agujero poco mayor que una pelota de tenis. Me dio por meter un palo, vi que se hundía y pedí que abrieran allí», explica el descubridor, aún sorprendido, aunque lleva «casi un año con esto». En la primera expedición García necesitó la ayuda de su amigo y barranquista Jorge Núñez para descender hasta la cavidad.

Existe la hipótesis de que en la zona hubiera «fuertes corrientes de agua, porque los esqueletos están como si los hubieran revuelto, incrustados por la cavidad». Hay, según sus cálculos, «por lo menos ocho animales enormes», entre los que se cuentan grandes mamíferos, «hervíboros y carnívoros», apunta. Se ha confirmado la presencia de un bisonte y «el cráneo de una hiena de unas proporciones grandes», indicó García. Tras el hallazgo, el descubridor se puso en contacto con el paleontólogo Diego Álvarez, de la Universidad de Oviedo, cuyo equipo hizo una primera investigación y remitió un informe a la Consejería de Cultura.

García explicó que toda su familia está involucrada en valorar y preservar el descubrimiento de los huesos, hallados en un conjunto de seis parcelas edificables cuyo valor algunas personas antepusieron a lo que pudiera haber allí abajo. «Para nosotros era un atentado contra el patrimonio cultural. No buscamos protagonismo, que tengan en cuenta el riesgo que corremos», apuntó.

La hipótesis que se baraja es que se trate de una trampa natural a la que caían los animales y de la que no podían salir. Un corrimiento de tierras la habría tapado en algún momento y la dejó oculta hasta hace casi un año. Pero nada se podrá confirmar hasta que el equipo de Diego Álvarez obtenga el permiso de la Consejería de Cultura para excavar. «La investigación está en una fase inicial, lo único que se ha visto es lo que hay dentro de la cueva, todavía no tenemos permiso de excavación», apunta Álvarez. Ahora, lo «principal es poner una trampilla y darle una protección para que no se meta nadie a saquear los restos. Conviene hacerlo cuanto antes», añade.

A la alcaldesa de Ribadesella, Charo Fernández Román, de Foro Asturias, le gustaría que, de todos los huesos encontrados, «alguno quedara aquí», en Ribadesella, y se expusiera en el «Centro de Arte Rupestre, donde hay bastante espacio que no se está utilizando».

Para la regidora, este hallazgo «es como el broche a todo lo que se está encontrando en Ribadesella. Esta es una zona muy rica en patrimonio paleontológico prehistórico». Fernández Román se refirió a los fósiles del Ordovícico, del Jurásico, los restos cuaternarios de Cuerres que ahora se investigan, y los yacimientos con presencia de homínidos como el de Tito Bustillo.