Los recortes en políticas sociales están causando un verdadero drama en la sociedad española. En el Oriente, y más concretamente en Arriondas, nadie se explica cómo el Centro de Apoyo a la Integración (CAI), un flamante inmueble en la calle El Barco, continúa cerrado dos años después de que finalizasen las obras de reforma y ampliación. Seguro que hay algunos culpables, pero también que existen soluciones al problema que afecta nada menos que a treinta y un chicos y chicas, discapacitados intelectuales, residentes en la comarca.

La Consejería de Bienestar Social y Vivienda acometió el proyecto de remodelación y ampliación del CAI hace la friolera de tres ejercicios y justo antes de las elecciones autonómicas de 2011 había destinada una partida de 80.000 euros para equipamiento. Aquel dinero, a tenor de lo visto, nunca llegó a su destino final, es decir, a amueblar susodicho el centro. Es más, las hemerotecas recogen el compromiso del entonces director general de Mayores y Discapacidad del Principado, Alejandro Suárez, en una visita que giró a Arriondas.

El tema lo impulsó un Gobierno regional integrado por PSOE e IU, pasó por otro Ejecutivo autonómico de Foro y aún permanece enquistado con el nuevo Gobierno. Unos por otros y la casa continúa sin el necesario equipamiento para poder iniciar las actividades en ese flamante centro. Dos años han transcurrido -se cumplirán en diciembre- y todo apunta a que la espera se mantendrá hasta que algún iluminado considere oportuno incluir la pertinente partida en los presupuestos de 2013.

Mientras tanto, da cierto repelús observar cómo los discapacitados, y sus monitores, deben arreglarse como pueden en un antiguo comercio de ropa nupcial -no se lo tomen a sorna, por favor- en la plaza Venancio Pando, en pleno centro de Arriondas. Un local comercial que no cumple con los requisitos indispensables para llevar a cabo con normalidad todas las actividades. Lo que en un primer momento se trataba como algo de carácter eminentemente eventual parece que con el paso de los años se convierte, si no se toman cartas en el asunto, en algo mucho más serio.

Los políticos, vista la que está cayendo, están sumamente preocupados en otros temas, como si dotar de equipamiento un centro de discapacitados, y encima con edificio a estrenar, fuese un asunto menor. No me vengan con que el Gobierno del señor Rajoy es el culpable de la anómala situación, pues han tenido tiempo más que suficiente en los dos años transcurridos para corregir el problema. Si no hace tanto (año 2011) estaban presupuestados 80.000 euros en Bienestar Social con destino al CAI de Arriondas, ¿por qué se derivaron hacia otro sitio? Ya va siendo hora de que esa treintena de discapacitados del Oriente disfrute de su propio Centro de Apoyo, en el área escolar, con el indispensable equipamiento. Hablamos de políticas sociales, que son palabras mayores para un Gobierno regional y mucho más si es de izquierdas.