Luces (Colunga),

Patricia MARTÍNEZ

Las setas son uno de los recursos forestales que están sin explotar y que, asociado a actividades turísticas y de divulgación ambiental, sobre todo, tiene futuro, que no es poco ahora mismo. Con este mensaje y más de treinta especies diferentes recolectadas en el entorno del instituto de Luces, la profesora Sonia Martínez ha querido mostrar a sus alumnos de «Organización y gestión de recursos naturales y paisajísticos» una puerta a su futuro laboral.

Las recolectaron ellos mismos desde el pasado domingo y las mostrarán en una atractiva y completa exposición en la entrada del centro, hasta el viernes. Son setas frescas, clasificadas por tipos y explicadas en su contexto y características. La de Luces no es una muestra micológica al uso, en la que prima tener el mayor número de especies diferentes, sino que persigue descubrir «el aprovechamiento de un recurso forestal» por explotar en Asturias. En la asignatura de Martínez, «Aprovechamientos forestales», los treinta alumnos de primero han aprendido qué setas son comestibles, cuáles peligrosas, cómo se debe hacer la recolección, qué normas hay que seguir para su aprovechamiento sostenible y cuáles son los hábitats donde los hongos crecen en la región.

Silvestres buenas en el plato son la boletus edulis, la macrolepiota y el rebozuelo, por ejemplo, y entre las cultivadas -las que se compran en el supermercado- se encuentran el clásico champiñón y la seta de ostra. Por el contrario, entre las venenosas está la amanita faloides, un ejemplar que no encontraron en los alrededores del centro. Además de las diferentes especies, la profesora también mostró a sus estudiantes las muchas posibilidades que tienen para su futuro laboral. «Pueden cultivarse, recolectarse para comercializar a través de pequeñas empresas, los alumnos pueden ser guías de micoturismo, ocio en la naturaleza, educación ambiental, fotografía, gastronomía y también tener pequeñas empresas de transformación» que extraigan de las setas aceites como el que se expone en Luces, hecho a partir de boletus.

Para muchos estudiantes, la experiencia ha sido todo un descubrimiento. El avilesino Sergio Fontao explica que está «cogiendo afición», algo que ya tenía por las setas «a la plancha y con jamón». Sin ir más lejos, hoy ha quedado con otros compañeros de clase para ir a buscar más por los alrededores de Luces, en el camino que lleva hasta Lue.

Fontao no ve tanto como una salida laboral en las setas pero sí «un complemento en determinados momentos», apunta. Al allerano Omar Tejón, sin embargo, las setas no le gustan y tampoco recogerlas, aunque, al igual que sus compañeros, ha aprendido mucho sobre lo que se esconde en el suelo del bosque.