Abamia (Cangas de Onís),

Alba SÁNCHEZ R.

Más de un siglo han tenido que esperar las campanas de la iglesia románica de Santa Eulalia de Abamia para tañir en honor a su patrona en el día de su onomástica. Habían sido retiradas en 1904 y el pasado mes de mayo fueron colocadas por expreso deseo de la familia Blanco del Dago.

Para los vecinos de la parroquia de Corao el día de ayer era de júbilo. Nadie recordaba a ciencia cierta cuándo había sido la última misa que se había celebrado en honor a su patrona en ese lugar, alguno calculaba que al menos de setenta años. El caso es que no quisieron dejar que pasara ni un año más y unos cuantos vecinos, con el consentimiento del párroco, Manuel López, decidieron trasladar a su lugar de origen la misa del día, de la iglesia de Nuestra Señora en Corao a Santa Eulalia de Abamia.

José Luis Coviella recordaba como hace muchos años la fiesta en honor a la patrona se celebraba por todo lo alto, «con procesión y todo», añadía. En la mañana de ayer intentaron con el esfuerzo de todos devolver un poco la vida a la fiesta. No faltaron los voladores, ni tampoco la gaita y el tambor. Y organizaron en el pueblo un pequeño ágape para que confraternizaran todos los vecinos de la parroquia.

Pocos eran los que querían hablar de la polémicas obras de restauración del templo. Sólo dos frases: «la obra está parada» y «esto fue una barbaridad». Ningún vecino quiso que un día de fiesta como el de ayer se lo amargara la mala ejecución de las obras. Los vecinos no se resignaban a que por culpa de las diferentes administraciones, que no se acaban de poner de acuerdo, el templo siga cerrado, sobre todo en días tan señalados.

La iglesia ha sido centro de polémicas desde que comenzaron las obras de restauración, en el año 2006. La iglesia de Abamia data de la época bajomedieval y los gustos de entonces nada tienen que ver con los de ahora. La Asociación Cultural Abamia, desde un principio, al observar el camino que tomaban las obras ya pensaba en «la restauración de la restauración». Esta agrupación fue la más beligerante con la intervención, al considerarse parte implicada en el desarrollo de las obras. En febrero de 2007 el colectivo inició una campaña de recogida de firmas para obligar a la Administración a paralizar las obras y exigir el cese de la empresa adjudicataria. Desde entonces los vecinos piden que sea retirado el estuco que cubre las fachadas, así como el arreglo de los canalones. El deterioro de las fachadas del edificio va a más día a día.