San Cipriano (Piloña),

Mariola MENÉNDEZ

A la iglesia de San Cipriano, en Piloña, la han convertido en un vertedero. En su interior se acumula gran cantidad de basura, a pesar de tratarse de uno de los templos más emblemáticos de las inmediaciones de Infiesto. Una carretilla, palés, un par de paraguas, varias latas de gasolina y de refrescos, neumáticos, un riel de cortinas... Esto son algunos ejemplos de los desperdicios que allí se acumulan. A esta porquería se suma la vegetación que ya se ha apoderado del edificio, con el peligro que entraña para su estructura. El efecto de las raíces se aprecia y se hace visible en las grietas de algunos de sus muros.

El abandono, aunque es más alarmante en el interior, también es palpable desde fuera. En una de las paredes exteriores hay una importante mancha de pintura roja y en otra, pintadas que dejan entrever el poco valor que sus autores dan a un elemento cultural e histórico como éste, sin que nadie ponga remedio a un deterioro más que evidente del patrimonio piloñés. Pero este ataque a un bien como el de la iglesia de San Cipriano es aún mayor. En el exterior, junto a uno de los muros aún quedan rastros de lo que fue una hoguera en la que se quemaron restos de plantas de maíz.

El cronista oficial de Piloña, Andrés Martínez, es conocedor de la infame situación que presenta la iglesia de San Cipriano sin que ninguna administración le haya puesto remedio hasta la fecha. Lo tilda de «dejadez y falta de sensibilidad hacia el patrimonio». Añade que es «un desprecio hacia la historia y cultura de los piloñeses». «No nos podemos escudar en que estamos en crisis, pues cuando falta el dinero hay una mayor capacidad creativa para realizar estas labores», señala. Sostiene que lo fundamental es dotar de tejado al templo, pues aún mantiene en pie las paredes y las portadas.

Se tiene conocimiento histórico de esta iglesia desde el siglo XVI, cuando era una ermita que estaba bajo el patronato de las monjas benedictinas de Santa María de Villamayor. Entre los siglos XVI y XVII pasó al gremio de los trashumantes, que traían los rebaños desde Castilla por el verano. En septiembre celebraban la gran feria de ganado de San Cipriano, germen de las actuales ferias de Infiesto. El templo fue quemado en la guerra civil y desde entonces está en ruinas.