Naves de Llanes,

Ramón DÍAZ

María de la Vega asegura que se siente «desesperada, aburrida y cansada», después de casi tres años encabezando una lucha vecinal para rescatar del olvido a la iglesia del monasterio de San Antolín de Bedón, un monumento nacional del siglo XIII, situado entre Naves y Bricia, en el concejo de Llanes. Asegura que a menudo le da la impresión de que la actuación de los dirigentes políticos en torno a este bien de interés cultural es «una tomadura de pelo». De la Vega, pese a la absoluta inoperancia con la que se ha topado en la Administración pública, subrayó que no cejará en su empeño: ya planea organizar un concierto musical en el entorno del templo y convocar una concentración de protesta por la situación de la iglesia y su entorno, en situación de ruina inminente.

De la Vega es la cabeza visible de la plataforma en defensa de la iglesia de San Antolín de Bedón, integrada por varios cientos de personas, la mayoría de ellas, vecinas y veraneantes de Naves de Llanes. Este colectivo ha conseguido reunir 1.400 firmas en defensa del edificio, declarado monumento nacional en 1931, pero que se encuentra en la actualidad en una suerte de limbo, ya que no aparece en la relación de bienes propiedad del Estado, y tampoco fue transferido en su día al Gobierno del Principado.

La «tomadura de pelo» se hace patente, según los vecinos, al haber iniciado el pasado mes de diciembre el Gobierno central una investigación para determinar la titularidad de la iglesia. «Tomadura de pelo» por dos circunstancias: una, que ya en agosto de 2011 el Ejecutivo central, entonces en manos del PSOE, aseguró que investigaba la titularidad del edificio; y dos, porque se realizó exactamente la misma investigación hace un decenio, concluyéndose entonces que la iglesia era pública y del Estado.

De la Vega recibía hace unos días una carta en la que las autoridades del Gobierno de España le agradecían su interés por la conservación de la iglesia de San Antolín, pero le volvían a decir lo mismo que unos meses atrás: se está investigando su titularidad, porque sin ese requisito no se puede intervenir en el edificio. De la Vega cree que la Administración falta a la verdad, porque hace unos quince años el Estado rehabilitó la iglesia, así que, «una de dos: o entonces ya sabían quién era el titular de la iglesia o no hace falta conocer la titularidad para ejecutar obras. No hay excusa», añadió De la Vega.

La portavoz de la plataforma en defensa de San Antolín de Bedón sospecha que el principal problema por el que se mantiene el antiguo monasterio en absoluto abandono es «la falta de dinero». Pero De la Vega cree que la protección de la iglesia es inexcusable, pues forma parte del patrimonio histórico y cultural de España. La presión vecinal sólo ha conseguido, hasta ahora, que se limpiara la iglesia y su entorno, pero eso ocurrió hace tres años, por lo que todo ha vuelto a estar como antes de esos trabajos.

LA NUEVA ESPAÑA desveló el 8 de diciembre de 2011 que varios documentos demostraban que la iglesia era pública y, en concreto, del Estado. Uno de los documentos «clave» es de 1870 y se corresponde con la adquisición de la propiedad en la que se ubica el templo por parte de José Pesquera García, antepasado de los actuales dueños de la finca de San Antolín. El documento señala que José Pesquera adquirió la «casería nominada de San Antolín de Bedón, (...) donde existe un templo y vestigios de un antiguo monasterio, (...) sin más propiedad ajena que la mencionada iglesia que corresponde al Estado como exceptuada de la venta».

La finca de San Antolín de Bedón figura inscrita aún a nombre de José Pesquera en el Registro de la Propiedad de Llanes. Sus descendientes son los actuales propietarios de toda la casería, excepto la iglesia. La propiedad, antes en manos de la Iglesia, fue desamortizada por el Estado en 1823, durante el trienio liberal. Se subastó toda la finca de San Antolín, incluida la iglesia. Pero, a diferencia del resto de la propiedad, el templo no fue vendido. La razón no está clara: podría haber sido que la subasta quedara desierta, o que fuera retirada a última hora de la puja. El caso es que en todos los documentos posteriores queda claro que la iglesia está al margen del resto de la propiedad y es de titularidad estatal. Varios de esos documentos han sido reproducidos en los últimos años en el anuario «Bedoniana», asociado a las fiestas de San Antolín de Naves y editado y coordinado por el profesor Juan Carlos Villaverde.