Vegarrionda (Piloña),

Lucas BLANCO

Como montarse en los caballitos. Así describen varios usuarios de la carretera que une Infiesto y Campo de Caso (AS-254) la experiencia que supone recorrer los cerca de 33 kilómetros que separan ambas localidades. Un viaje que podría resultar hasta ameno de no ser porque ya han sido muchos los conductores que han visto cómo sus coches pagaban las consecuencias de los omnipresentes baches de la vía.

Tras décadas de abandono y más de una de constantes promesas de reparación cuyo último capítulo fallido fue la rehabilitación integral del vial al cargo de unos fondos mineros que finalmente no llegaron por los recortes del Gobierno central, son pocos ya los que confían en solucionar una situación que, advierten, responde a un abandono generalizado de la zona. «Los políticos no lo arreglan porque aquí hay pocos votos y no interesa», señala la presidenta de la junta vecinal de Artedosa, Marta Vena, a la vez que critica que no se haga un mínimo mantenimiento del vial, de titularidad autonómica. «Es vergonzoso que ya ni se vean las señales de la cantidad de matorral que hay en los arcenes», añade Vena.

Por ello, piden al Ejecutivo regional que la escasez de fondos públicos no sea excusa para acometer una actuación que reactivaría la comunicación entre Piloña y las cuencas mineras y por la cual los vecinos estarían dispuestos a renunciar al proyecto inicial, valorado en unos 42 millones de euros. «No pedimos una obra faraónica que suponga expropiaciones y eliminar curvas, sólo queremos que se quiten los baches y se hormigonen las cunetas», indica la representante vecinal, que dice padecer a diario las molestias de unos baches que afectan también a los habitantes de las parroquias de El Moru, La Marea, Areñes y San Juan de Berbío.

De esta manera, se terminaría también con las quejas de los visitantes que suelen pasar sus vacaciones en los numerosos alojamientos rurales de la zona, pero que raramente vuelven al sufrir en sus propias carnes los efectos del mal estado del vial. «Hay mucha gente que se queja de lo mala que está la carretera e incluso algunos tienen que llevar el coche al taller después de pasar por aquí», explica el vecino Federico Sierra, que, sin embargo, admite con humor verse beneficiado por la reducción del tráfico. «Pasan tan pocos coches que ahora se puede caminar sin peligro de ser atropellado», declara. Sierra también considera esencial la reparación de las cunetas para facilitar el tránsito de los peatones.

La reparación de esta carretera es quizás la reivindicación prioritaria de los concejos de Piloña y Caso, que ven cómo la mejora de las salidas hacia otras zonas de la región ha supuesto un progresivo abandono de la que durante mucho tiempo fue la principal conexión entre las comarcas mineras y el oriente asturiano.

El Gobierno de Areces anunció en su día la reparación integral de la carretera y, tras sucesivos retrasos en la licitación, esta sería finalmente efectuada por el ejecutivo de Cascos, el cual llegó a anunciar el pasado año el comienzo de las obras del primer tramo de 11 kilómetros entre Infiesto y La Marea, aunque finalmente no se llevarían a cabo ante la falta de financiación.