El veneno parece haber vuelto al entorno de los Picos de Europa. Un alimoche murió el pasado sábado, presumiblemente envenenado, en las inmediaciones de la cueva de La Peruyal, en el concejo de Onís. El animal fue localizado aún vivo, pero murió minutos después, cuando un grupo de personas lo trasladaba al Centro de Interpretación de las Montañas del Quebrantahuesos, en Benia. El cadáver del ave será enviado en las próximas horas al instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forense para determinar las causas del fallecimiento, aunque todos los indicios apuntan a un envenenamiento o una intoxicación.

El alimoche fue hallado moribundo en una zona situada cerca del paraje conocido como Puertobajo, en Onís. El alcalde de Onís, José Manuel Abeledo, confirmó ayer que el animal fue localizado por el guía Pablo Solares, encargado de las visitas a la cueva de La Peruyal, que alberga el esqueleto completo de un rinoceronte prehistórico y destacadas formaciones geológicas. Los intentos llevados a cabo para salvar la vida al animal resultaron vanos, ya que murió antes de llegar al Centro del Quebrantahuesos.

El anterior caso de envenenamiento conocido en los Picos de Europa y su área de influencia databa de 2010, cuando apareció muerto un zorro en Amieva. Anteriormente se habían registrado casos en las inmediaciones de Oceño (Peñamellera Alta) y Sotres (Cabrales). En esta última localidad se detectó el 2 de mayo de 2009 una mortandad anómala de ejemplares de fauna silvestre (una garduña, un tejón y un zorro). Las batidas realizadas para localizar cebos de veneno u otros animales muertos no dieron resultado. Tampoco hubo detenciones. Otro episodio similar ocurría ocho días más tarde, con la muerte de una cría de zorro. Aún antes, en 2006, aparecían muertos dos buitres leonados cerca de Oceño, aunque los ecologistas sospechan que la mortandad pudo ser aún mayor.

La Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (COA) denunció hace ahora un año la falta de medidas contra el uso ilegal de venenos en los Picos de Europa. El colectivo reaccionaba así a la aparición de un águila real moribunda en las inmediaciones de la localidad de La Pereda, en Llanes, afectada por la ingesta de una sustancia tóxica denominada anticolinérgico, utilizada para envenenar a buitres y lobos. Los ornitólogos señalaban que el veneno afecta también a otras especies, como los perros, pero que únicamente salía a la luz pública un pequeño porcentaje de los casos registrados en la zona. La supuesta presencia de veneno en los Picos de Europa fue el argumento utilizado por nueve asociaciones ecologistas y naturalistas de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Aragón para reclamar la paralización del proyecto de reintroducción del quebrantahuesos en los Picos de Europa. Según estos colectivos, la muerte de dos ejemplares de quebrantahuesos estaba supuestamente relacionada con la colocación de cebos con veneno.