Infiesto (Piloña),

Lucas BLANCO

Un lavado de cara costoso, pero obligado. La iglesia de San Cipriano, cuyo origen se estima entorno al siglo XVI y ubicada junto al antiguo instituto de Infiesto, fue ayer objeto de la primera jornada de trabajos para su adecentamiento por parte de una empresa especializada cuyo coste será asumido íntegramente por la parroquia de San Antonio de Padua de la capital piloñesa a la que pertenece la propiedad del templo.

La iglesia cuenta con un gran valor histórico, pero tras ser quemada durante la Guerra Civil tan sólo volvió a ser frecuentada para la celebración de una fiesta local en su plaza y llevaba unos cincuenta años totalmente abandonado. Una situación que con el paso del tiempo convirtió su interior en un basurero en el que podían encontrarse todo tipo de desechos cubiertos a su vez por el avance de la vegetación.

Esta situación era bien conocida por la parroquia, pero debido a las limitaciones económicas, unido a la ausencia de feligreses en la zona, desecharon la posibilidad de acometer inversiones en el edificio. «Cuando llegué hace cinco años la iglesia llevaba décadas abandonada y aunque se plantearon proyectos para su rehabilitación por la administración nunca se apostó por ellos», recuerda el párroco de Infiesto Manuel García Velasco.

Sin embargo, una denuncia particular presentada raíz de un artículo publicado en este periódico en el mes de enero en el que se denunciaba el estado de la iglesia llevó a laCconsejería de Cultura a dar un ultimátum a la parroquia. «Nos dijeron que o la adecentábamos o tendríamos que pagar 4.434 euros más IVA para que lo hicieran ellos», señala el García Velasco.

Fue entonces cuando la parroquia decidió buscar por su cuenta una empresa para hacer una limpieza integral del interior y el exterior del edificio para satisfacer las demandas de la Consejería a pesar de no estar de acuerdo con el procedimiento. «Nos pesa muchísimo tener que dedicar una importante parte de los fondos que disponemos para obras caritativas y mantenimiento de otros templos a hacer unos trabajos que creemos que de poco servirán y de los que nadie se había acordado en casi medio siglo de deterioro», sostiene el sacerdote, que considera que a pesar de que la empresa contratada utilizará herbicidas, será difícil que la vegetación no vuelva a salir.

La parroquia lamenta que si bien en su día varios colectivos vecinales y el propio Ayuntamiento de Piloña se ofreció para colaborar en el acondicionamiento del templo, con el paso del tiempo ese interés se quedó en nada y finalmente ha tenido que ser una empresa pagada por las donaciones de los feligreses de Infiesto la que acometa los trabajos. «Mucha gente criticó el abandono, pero nadie arrimó el hombro», declara un feligrés de Infiesto que considera que de no ser por el párroco habría muchas más ruinas en el concejo. «En su día ya fue el causante de restaurar el santuario de la Cueva y ahora ha vuelto a ser eficaz y todo sin tener apenas respaldo», añade este vecino . Una actuación que la parroquia no descarta que venga seguida de otros trabajos para mejorar la conservación del inmueble, que seguirá condicionada a la disposición de unos fondos que seguramente escasearán, teniendo en cuenta la situación económica.