Areñes (Piloña),

Lucas BLANCO

La voluntad de un pueblo hará que la llama de la tradición vuelva a iluminar a sus habitantes. Los vecinos de la localidad piloñesa de Areñes, a través de su asociación «Ríu Fontoria», decidieron en su última asamblea que el próximo mes de agosto recuperarán la emblemática procesión de las antorchas que hasta hace tres décadas tenía lugar cada año con motivo de las fiestas en honor de San Roque.

La mezcla entre la responsabilidad y la añoranza de los buenos tiempos pasados durante la infancia fue lo que empujó a los socios de «Ríu Fontoria» a tomar la iniciativa de volver a desempolvar una costumbre de la que todos coinciden en resaltar su espectacularidad. «La comitiva de los vecinos con las antorchas por la noche es algo digno de ver», declara la directiva de la asociación Viri Iglesias.

Según los vecinos, esta peculiar procesión comenzó a realizarse en los años cuarenta y durante más de cuatro décadas supuso el acto central de los festejos patronales de Areñes. Un acto que se dividía en dos días. El sábado al anochecer, los vecinos partían ataviados con unas antorchas encendidas hacia la capilla de La Trapiella. Una vez allí, recogían la imagen de San Roque e iniciaban el camino de vuelta hacia la escuela, entonando el himno del patrón, al cual depositaban en una hornacina, donde pasaba la noche después de que un vecino elegido por mayoría se encargaba de leer el pregón de San Roque con el que se resumía con humor lo ocurrido a lo largo del año.

Ya el domingo y una vez situado un cartel a la entrada del pueblo con la leyenda «Areñes saluda a los forasteros», se iniciaba una nueva procesión en dirección a la capilla de La Trapiella con la imagen del santo y el ramo con pan, culminando el recorrido con la misa solemne y la subasta del pan antes de la sesión vermú y la tradicional comida familiar que culminaba con una gran romería en el prado en el que se celebraba la fiesta.

Por último, el lunes los vecinos acudían con montera picona al prado acompañados con cestas de comida y cajas de sidra dispuestos a pasar un día de celebraciones en el que los concursos de bolos y la feria de ganados completaban una programación que solía prolongarse hasta altas horas de la madrugada, gracias en gran medida a las aportaciones de los numerosos emigrantes retornados de Cuba que solían sufragar unos actos que incluso contaban con una línea de autobús continua desde Infiesto.

Es precisamente la gran relevancia que en su día tuvieron los festejos lo que durante tantos años echó para atrás a los vecinos para su recuperación, ante el miedo al fracaso. Sin embargo, en esta ocasión tienen claro que harán todo lo posible para que las hogueras puedan volver a encenderse con un amplio programa que permita recuperar al menos una buena parte de la esencia de aquellos festejos. Cometido para el cual ya han iniciado una campaña de recaudación de fondos con la venta de participaciones para el sorteo de una gran cesta de productos variados. Asimismo, ya se está ultimando la recopilación de imágenes antiguas de la celebración con la intención de hacer una exposición fotográfica, así como la puesta en marcha de talleres comunitarios para la elaboración de las antorchas, farolillos, monteras piconas y otros detalles que permitan engalanar la localidad piloñesa de la manera más fidedigna posible con la antigua fiesta.