Un alimoche murió en la mañana del jueves, presumiblemente envenenado, horas después de haber sido localizado moribundo en las inmediaciones de Arenas de Cabrales, en el entorno del parque nacional de los Picos de Europa. Es el segundo ejemplar de esta especie hallado con síntomas de envenenamiento cerca del espacio protegido, tras el localizado el pasado mes de abril en Avín (Onís). En aquella ocasión los análisis realizados por el Instituto Nacional de Toxicología conformaron que la muerte de debió a la ingesta de veneno.

El alimoche de Arenas fue localizado en la tarde del miércoles por una mujer que paseaba por la zona. La vecina vio un animal encogido en el suelo, lo recogió y avisó a la guardería del Principado, que acudió a recogerlo. Los guardas trasladaron al ave hasta el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Infiesto, donde el animal fallecía unas horas más tarde.

Según las primeras apreciaciones, el alimoche era un ejemplar adulto y sano, por lo que todo indica que ingirió algún tipo de veneno. La Unidad Canina de Detección de Venenos se trasladó hasta Arenas y ha buscado por la zona indicios de sustancias que pudieran haber causado la muerte del ave. Hasta el momento no ha habido resultados.

El alimoche de Cabrales se une al que murió el pasado mes de abril en Onís y a los dos envenenados en Teverga el año pasado. Los ecologistas sospechan que estos cuatro casos son sólo la punta del iceberg, pues consideran que mueren muchos más ejemplares que no son hallados. «No es raro que la población asturiana de la especie no aumente, hacen milagros sólo con mantenerse en 60 o 70 parejas», comentó ayer el naturalista Adrián Vigil en la página web de la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (COA). Este colectivo reclamaba al Gobierno del Principado ya en 2008, tras la muerte de otro ejemplar de esta misma especie, una «estrategia» contra el veneno.

El uso ilegal de venenos es uno de los principales problemas de la conservación en Asturias y en España. Los cebos envenenados suelen colocarse, principalmente, para eliminar zorros y lobos, por los daños que estos carnívoros provocan en las especies cinegéticas y en las ganaderías. Pero con frecuencia son otros animales los que los ingieren.