Un buen manejo del ganado y la utilización de perros pastores son las «claves» para que los daños del lobo disminuyan. Esta es una de las conclusiones recogidas en un documento que acaba de publicar la Unión Europea (UE), titulado «LIFE y la coexistencia entre los humanos y los grandes carnívoros», en el que se analiza la situación del lobo, el oso pardo y el lince en toda Europa y al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA.

La publicación, elaborada por expertos de distintos países europeos, cuenta con el aval de Janez Potocnik, comisario europeo de Medio Ambiente, que en el prólogo admite que existe «controversia» en torno a la conservación de los grandes carnívoros, dado que hay ciudadanos que los ven como «símbolos de la vida salvaje y de los sistemas naturales», mientras otros los consideran «una amenaza para sus vidas y para sus medios de subsistencia». El «conflicto» requiere una «gestión eficaz» para lograr «la coexistencia entre el ser humano y los grandes carnívoros», a los que el comisario considera «parte esencial de nuestro patrimonio natural».

Potocnik aboga por incidir, por un lado, en la «sensibilización» de la sociedad -también de los agricultores y ganaderos- sobre la necesidad de conservar al lobo, al oso pardo y al lince, y por otro, en la «protección» los medios de subsistencia de las poblaciones afectadas, «especialmente en las áreas que han sido recolonizadas por los grandes carnívoros después de una ausencia de décadas, e incluso de siglos», como ocurre en algunas zonas de los Picos de Europa.

Natural de una zona de Eslovenia en la que, según indica, «la gente, los lobos y los osos han convivido durante siglos», Potocnik subraya que esa coexistencia sin conflictos «no sólo es posible, sino que ofrece innumerables beneficios». «Reducir la animosidad contra el lobo» en el noroeste de la península ibérica es uno de los objetivos de la UE, que admite que se han dado «algunos pequeños pasos adelante» en el intento por evitar el conflicto entre ese carnívoro y las comunidades locales, pero también reconoce que apenas si han servido para revelar la «magnitud del desafío».

El informe destaca que la población de lobo se ha incrementado desde los años sesenta del siglo pasado, pero está cayendo de nuevo. Entre las «principales amenazas» para la conservación del lobo, el estudio señala la «persecución humana» y «la construcción de infraestructuras, particularmente, de carreteras». La UE cree que es posible cambiar la visión de aquellos «que consideran al lobo una amenaza significativa para su ganado». Y añade: «incluso en casos en los que (las bajas en las cabañas) han sido el resultado de ataques de perros asilvestrados, a menudo el primer instinto de los ganaderos y los medios de comunicación es culpar de las pérdidas al lobo, reforzando las opiniones negativas sobre esta especie en peligro de extinción».

La UE ve posible concienciar a los ganaderos de España y Portugal para que utilicen las mejores técnicas de gestión (del ganado) y así evitar los daños de los lobos. El objetivo, según Bruselas, es «lograr una reducción de los daños a la ganadería del 20 por ciento en las áreas en las que se aplican proyectos LIFE. El informe destaca que la utilización de perros pastores ha permitido «eliminar prácticamente todo el daño de los ataques del lobo» en algunas zonas de España.